LA GENERACIÓN FRUSTRADA

Los jóvenes son los grandes olvidados de las políticas públicas. Quizá sea porque con las tasas de natalidad tan bajas que hay en España, conforman la franja de votantes más pequeña. Ya hace tiempo que han asumido ese tópico que forman parte de una generación que vivirá peor que la de sus padres, a diferencia de lo ocurrido hasta ahora. Pero esta constatación no debería evitar un esfuerzo por corregir esta tendencia. Es un grupo social que se ha formado más y mejor que el de los padres, pero que después no encuentra trabajo o, si lo consigue, está muy mal pagado. Con el precio de la vivienda desbordada, la emancipación del hogar familiar se produce cada vez más tarde. Es una realidad conocida por todos, pero que dejará secuelas graves a la sociedad si no se corrige.

De cómo se ha llegado a esta situación se ha analizado a toro pasado, cuando el daño era ya irreversible, y no será que no había indicadores de que algo fallaba en la sucesión generacional. Sí, ya sé que los analistas, los especialistas en el tema no estarán de acuerdo, pero todo se fraguó con la entrada de España en el euro, aquí se jodió todo. Cuando lo que un día costaba 100 pesetas al día siguiente costaba un euro, y eso como sociedad no pudimos digerirlo, es más, aún lo estamos digiriendo.

Añadamos a esta situación el número de jóvenes con talento que se va al extranjero en busca de mejores salarios, y ya tenemos el cuadro completo del desastre. Si no somos capaces de darles una salida digna, la única alternativa que les queda es la salida al exterior. Quizá pensamos más en el futuro de los pensionistas, porque todos lo serán algún día o muchos ya lo somos, y descuidamos a las generaciones que vienen por detrás y que tienen todo el derecho del mundo a sentirse frustrados ante tantas dificultades. Y puestos a hablar de pensionistas, La Seguridad Social prevé que la hucha de las pensiones, el llamado Fondo de Reserva, terminará el ejercicio 2023 con 5.500 millones en las arcas, la cifra más elevada desde 2018. Según el gobierno, este 2024 terminará el año con un fondo de 9.000 millones. Es la principal conclusión que se extrae de la comisión de seguimiento, una reunión entre la administración y los agentes sociales que no se convocaba desde hace un lustro. Desde este curso, la hucha ha vuelto a recibir dotaciones. Este es el gran motivo por el que durante el último lustro no ha habido más reuniones: no había ningún tipo de debate sobre el Fondo. Fuentes de la Comisión apuntan que tanto el Gobierno en funciones como los agentes sociales están dispuestos a plantear reuniones con mayor frecuencia, hasta dos veces al año. Sobre la mesa, la gobernanza de los miembros del diálogo social o la inversión del capital generado. Por cierto, según los expertos el fondo estaba seco, y el futuro pago de las pensiones no sería posible. Una vez más los expertos, los entendidos, no tienen ni idea, mientras otros expertos han decidido prohibir los móviles en la escuela, al no entender nada, se limitan a hacer lo único que saben hacer, prohibir.

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