El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, publicó una carta dirigida a la ciudadanía en X, en la que se planteaba la renuncia tras la apertura de diligencias de investigación del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de una denuncia de Manos Limpias contra su esposa Begoña Gómez. El Sr. Sánchez debería haber consultado a Ignatius Reilly, an tes de escribir su carta. Este sí que sabía escribir cartas. Esta que viene a continuación, es para mí, la madre de todas las cartas que se han escrito y se escribirán...

Mercancías Generales Abelman Kansas City, Missouri Estados Unidos
Señor I. Abelman, caballero mongoloide:

Hemos recibido por correo sus absurdos comentarios sobre nuestros pantalones. Comentarios que revelan claramente su total falta de contacto con la realidad. 
Si tuviera mayor conciencia del mundo, ya sabría o comprendería que esos problemáticos pantalones se enviaron con pleno conocimiento nuestro de que eran inadecuados en lo que al largo se refiere.
«¿Por qué? ¿Por qué?» Ustedes, con su cháchara incomprensible, son incapaces de asimilar conceptos mercantiles progresistas a su visión del mundo, lamentable y trasnochada.
Los pantalones que les enviamos eran un medio de comprobar su espíritu de iniciativa (una empresa mercantil más inteligente y más despierta sería capaz de conseguir que los pantalones de pernera tres cuartos se convirtieran en prototipo de la moda masculina. Es evidente que tienen ustedes unos programas de publicidad y comercialización muy deficientes) y son un medio de poner a prueba su capacidad para cumplir con los requisitos básicos del distribuidor de un producto de tanta calidad como el nuestro. (Nuestros leales y diligentes distribuidores pueden vender cualquier pantalón que lleve la etiqueta Levy, por muy abominable que sea de hechura y diseño. Al parecer, ustedes son gente sin fe.)
No queremos que nos molesten en el futuro con quejas tan insulsas. Por favor, limiten ustedes su correspondencia exclusivamente a pedidos. Somos una organización activa y dinámica, sólo podrán obstaculizar nuestra misión y sus vejámenes e insolencias. Si vuelve usted a molestarnos, señor, sentirá el morder del látigo en sus hombros repugnantes.

Coléricamente suyo,
Gus Levy, Presidente 

LA CONJURA DE LOS NECIOS - JOHN KENNEDY TOOLE