Tiene 21 años y hace cinco llegó a La Rioja pasando por Granada, Madrid y Logroño. Abandonó su país y a su familia en busca de un futuro mejor para él y los suyos. Omar, nombre ficticio, llegó a Logroño cuando era menor edad, era extranjero y estaba solo. Cinco años después ha podido cumplir su sueño. Es auxiliar de vuelo. “Hubo un tiempo durante el que sí me arrepentí del viaje, me preguntaba por qué lo había hecho. Hoy ya no, no me arrepiento de la decisión tomada hace cinco años”. Lo que no tiene tan claro es si lo volvería a hacer.
Omar tuvo que abandonar Gambia. Allí dejó a sus padres y a sus hermanos. Un viaje que recuerda largo y duro. “Me costó dos meses llegar a España. Afortunadamente, el viaje de Gambia a Marruecos lo hice en avión, pero en Marruecos tuve que esperar dos meses hasta coger la patera”. Dos meses por las montañas y la ciudad “no muy lejos del mar”. “Esperábamos a que mejorara el tiempo y a que se completara el barco... y así fue pasando el tiempo”, añade. Su padre pagó 2.000 euros por este viaje en patera.
Y así llegó Omar a España. Un adolescente de 16 años que a pesar de haber dejado todo atrás llegó “muy ilusionado” aunque con el tiempo comenzó a sentirse “diferente y solo. Al principio fue muy triste, pero poco a poco fueron mejorando las cosas”. Y en ese proceso de mejora, la oenegé Movimiento por la Paz ha tenido mucho que ver. “Solo puedo decir cosas buenas de ellos, las personas de Movimiento por la Paz son maravillosas, allí estuve dos meses. Me ayudaron un montón en todo lo que necesité y fueron los que se encargaron de que luego estuviera bajo tutela”. Ahora es él el que ayuda a otros jóvenes que están en sus mismas circunstancias porque Omar es voluntario de la oenegé: “Ayudo en todo lo que puedo”.
Y así, como un menor tutelado por el Gobierno de La Rioja, Omar hizo lo que cualquier otro joven de su edad: estudiar para poder cumplir su sueño, ser azafato de vuelo, unos estudios que son privados y que este joven no se podía permitir económicamente. Así que optó por la Formación Profesional. “Comencé con una formación profesional básica de fabricación y montaje y durante un verano estuve trabajando montando aires acondicionados pero no era lo que realmente quería”. Y buscó otras alternativas que le permitieran ayudar a la gente. “Después estudié auxiliar de enfermería y comencé a trabajar en residencia de La Rioja”. Y así, poco a poco y trabajando, fue como consiguió ir a Valencia. “Me fui a Valencia y allí estudié y terminé mi formación como azafato de vuelo”.
A lo largo de este verano se ha hablado mucho de menores extranjeros no acompañados. Los acuerdos y desacuerdos de las comunidades autónomas en el reparto de estos menores han enfrentado a los distintos partidos políticos a nivel nacional y regional. De hecho, La Rioja rechazaba en junio la llegada a la Comunidad de 285 menores extranjeros no acompañados “por no ser fruto del Consejo Interterritorial”. El portavoz el Ejecutivo regional, Alfonso Domínguez, aseguraba en rueda de prensa que La Rioja está “preparada para la recepción” de menores siempre que el reparto se haga “criterios válidos para cada una de las comunidades”.
Esos 285 finalmente serán cuatro en el cupo del 2024. Ahora mismo en La Rioja hay nueve menores no acompañados, una cifra, explican desde el Ejecutivo regional, “que varía mucho porque hace pocas semanas eran 12 los menores con estas características. Además, salvo en 2022, La Rioja siempre ha aceptado el acuerdo de la Comisión Sectorial de forma que en 2023 nos correspondían y aceptamos cuatro niños migrantes no acompañados que aún no han llegado a La Rioja por causas ajenas al Gobierno de La Rioja y otros cuatro en el cupo de 2024”.
Una cifra ―esos cuatro― insuficiente para el País Vasco que ya ha manifestado no negarse formalmente a acoger a más menores extranjeros no acompañados aunque compara que mientras ellos atienden a 761, La Rioja solo a nueve. Todas estas noticias y discrepancias generan cierta tristeza en Omar. “Ojalá no hubiera tenido que dejar a mis padres y a mis hermanos en Gambia y tener que ir a otro país solo con 16 años, ojalá estos menores que están llegando este verano a España no se vieran obligados a dejar todo atrás”. Porque no es fácil tomar una decisión así. “Los niños que vienen aquí solos como yo no conocen a nadie, nos sentimos solos porque no tenemos a nadie”. Una soledad que intensifica la barrera del idioma. “Si no sabes el idioma eres invisible, estás un poco apartado, sientes que la gente no te entiende y al mismo tiempo, tú tampoco entiendes a la gente”.
Por todo esto, además de tristeza, Omar siente decepción cuando escucha en los medios de comunicación o en las redes sociales que estos menores solos vienen a España a delinquir. “Cuando escucho esto, me decepciona. Afortunadamente, a mí nunca me lo han dicho en persona, pero si así fuera les diría lo mismo, ojalá nunca te veas en mi situación, ojalá nunca tengas que dejar a tus hermanos y a tus padres y abandonar tu país tan joven y solo”.
Ahora, cinco años después de su viaje, Omar ya es independiente y capaz de ayudar económicamente a su familia que continúa en Gambia y que reconoce que “están orgullosos” de él. De momento, su vida está en Logroño. ¿Volverá a Gambia? “Quien sabe, pero no a corto plazo, quizás cuando me jubile...”.Laura Olave Lozano a el diario.es
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