BLOG DE FRANCESC PUIGCARBÓ

GENTE RARA


Las personas capaces de convertir las fantasías en pesadillas suelen ser solitarias, ignorantes, grotescas y fuertes. Desde las cancillerías de medio mundo escriben un relato tenebroso que Lovecraft firmaría con gusto. Son gente rara, qué duda cabe. Llevamos toda la vida entre ellos. Los hemos visto en todas las posiciones físicas, ideológicas y religiosas. Parecen normales, pero no lo son. Es imposible. Hay algo oculto, a veces incluso siniestro, en lo que hacen y lo que dicen. ¿De dónde sacan sus ideas? Nos preguntamos un día sí y otro también. ¿Cómo se pueden creer lo que dicen?, insistimos desde la incredulidad de nuestro sentido común.

Nuestras preguntas son también las de nuestros antepasados. Ellos murieron en la incertidumbre y nosotros seguimos anclados en ella. A nuestra mente le cuesta correlacionar los acontecimientos del mundo, el auge de la inteligencia artificial, por ejemplo, con el fortalecimiento de las autocracias.

Lo ha puesto de manifiesto esta semana el gobernador de Minnesota, Tim Walz, compañero de ticket de Kamala Harris. “Gente rara”, ha dicho refiriéndose a Donald Trump y la observación es tan obvia que se ha hecho viral.

Trump no es raro solo por el maquillaje y la peluquería, sino por negar la ciencia y lo evidente, como que perdió las últimas presidenciales, que los libros deben ser leídos y no prohibidos, que hay personas que han nacido en un cuerpo que no quieren y que el Estado no debe imponer a ninguna mujer tener el hijo que no desea.

Trump no niega la realidad porque sea tonto, sino porque negarla es una de las estrategias políticas más antiguas que existen. Todo el mundo en la Edad Media era consciente de la realidad alternativa que se imponía desde los púlpitos, los tronos y los cadalsos. “Donde no hay hechos, lo mejor es fingirlos”, afirmó Catón y replicó Erasmo en Elogio de la locura .

La mecha que ha prendido los disturbios de los últimos días en Gran Bretaña contra los inmigrantes la encendieron los influencers que polinizan las redes sociales con informaciones falsas, hechos fingidos que son el combustible de la violencia.

Las falsedades hacen reír cuando se adornan con memes que nadie sabe muy bien de dónde salen. Estas ocurrencias audiovisuales suelen ser grotescas y, retomando el hilo de Lovecraft, constituyen uno de los ingredientes básicos del espanto.

Lo horrible, decía el escritor más extraño de la literatura estadounidense, es una combinación de lo grotesco, la fuerza, la ignorancia y la soledad. Las personas capaces de convertir las fantasías en pesadillas suelen ser solitarias, ignorantes, grotescas y fuertes.  Lovecraft lo dejó por escrito en el periodo de entreguerras: “Vivimos en una plácida isla de ignorancia en medio de los mares negros del infinito, y no estaba previsto que debiéramos viajar muy lejos”. Xavier Mas de Xaxàs en la vanguardia.

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