Es posible que la culpa la tenga Francesc Pujols, el más daliniano de los filósofos. Igual ella ha leído el libro Concepte general de la ciència catalana o simplemente ha visto la referencia en Wikipedia, donde se recuerda que este pensador escribió que llegará un día en que los catalanes tendrán todos los gastos pagados “y pensándolo bien más valdrá la pena ser catalán que millonario”. Solo así se puede entender que Isabel Díaz Ayuso, la presidenta madrileña, dedicara unos reproches fuera de lugar a los catalanes en su intervención del estado de la región de Madrid. Sí, ya entiendo que un par de sopapos a los ciudadanos de Catalu­nya, aunque no vengan a cuento, tiene más rentabilidad que los bonos del Estado. Pero en unos momentos en que el patio está tranquilo en el nordeste, enredar es dar argumentos a los que añoran excitaciones pasadas. nacionalista catalana” beneficiarse a costa de la recaudación de las familias madrileñas gracias al pacto económico ofrecido por el Gobierno a ERC. Y eso lo dijo el día que anunciaba una nueva rebaja fiscal a los habitantes de su comunidad por valor de 180 millones. Todavía se desconoce en qué consistirá la mejora de la financiación catalana y ya se permitió calentar al personal con el Catalunya nos roba. No creo que lo dijera en serio, pues los catalanes no atan precisamente los perros con longanizas. Un dato la debería llevar a ser más prudente: uno de cada tres niños catalanes se encuentra en situación de pobreza, según Save the Children. Los gobiernos catalanes llevan años pidiendo un mejor trato fiscal, porque la solidaridad debería empezar por uno mismo. Ayuso advirtió de que Madrid no pagará los privilegios del secesionismo, cuando los madrileños son los que menos impuestos pagan, gracias al efecto de capitalidad y al hecho de haberse convertido en una aspiradora de recursos del resto. La política debería ser más cuidadosa con los argumentos y entender que no vale todo. Tranquilos, no llegará el día que los catalanes lo tengan todo pagado, aunque estos llevan adelantando tanto dinero para el equilibrio territorial que, como mínimo, merecerían un poco más de respeto. - Màrius Carol en la vanguardia.