ESPAÑOLES DESPROTEGIDOS

Antoan Montignier Peiro describe en este artículo en el diario, es el problema de la banca digital, que le ha costado unos dineros que no podrá recuperar, i es que la Banca sea digital o analógica (es un decir) es como la fábula del escorpión y la rana, no pueden evitar robarte ni que te roben.

"El 4 de septiembre de 2024, en plena era de la digitalización bancaria, me encuentro enfrentando una situación inesperada que pone en entredicho la seguridad de los bancos digitales, en particular de Revolut, mi entidad financiera desde hace más de dos años.

Todo comenzó la noche del 4 de septiembre a las 23:30, cuando se realizaron siete transferencias desde un teléfono móvil que no es el mío a través de Apple Pay, en apenas dos minutos. Al tratarse de pagos realizados mediante Apple Pay, no recibí ninguna solicitud de confirmación ni verificación de identidad que confirmara que yo estaba detrás de estas transacciones. Fue cerca de la 1:00 de la madrugada cuando Revolut me informó, a través de un SMS, que mi tarjeta había sido bloqueada. El sistema de seguridad bloqueó la cuarta transacción, pero el daño ya estaba hecho: se habían retirado indebidamente 2.500 euros de mi cuenta en tres pagos, dirigidos a una casa de apuestas cerca de Málaga, mientras yo estaba en Barcelona. De inmediato presenté una reclamación ante Revolut, contestando estos tres pagos. El procedimiento fue el habitual: el banco me preguntó si reconocía los pagos, si había perdido mi teléfono o si había compartido mis credenciales con alguien. Mi respuesta fue negativa en todos los casos.

Pese a ello, a la 1:45 de la madrugada, el servicio al cliente de Revolut me informó que mi reclamación no sería admitida, y que no procederían con la devolución de los 2.500 euros. Desconcertado, contacté de nuevo con la entidad la mañana siguiente para hablar con un agente y explicar el problema. No obstante, la posición del banco permaneció inamovible: Revolut no cambiaría su decisión.

Ante la negativa de Revolut, decidí acudir a la policía catalana. Sin embargo, al tratarse de un banco con sede registrada en Lituania, y al tener una cuenta que empieza por “LT”, el policía que gestionó la denuncia dijo que poco se podía hacer. El oficial que me atendió me explicó que este tipo de fraudes están frecuentemente vinculados a la ciberdelincuencia y que lo más apropiado sería que contactara con el departamento especializado del banco. Sin embargo, aquí me enfrenté a un nuevo obstáculo: tanto el servicio de atención al cliente como el de reclamaciones negaron la existencia de tal servicio, algo irónico dado que la propia web del banco afirma que un tercio de sus empleados se dedican a la prevención de fraudes.

Los bancos digitales, como Revolut, están constantemente expuestos a intentos de fraude. Uno de los métodos más comunes ocurre cuando vinculamos nuestras cuentas bancarias con una empresa para hacer pagos recurrentes, como al suscribirnos a servicios de la ciudad, como el alquiler de bicicletas eléctricas. Si dicha empresa es atacada, los datos de nuestras tarjetas pueden verse comprometidos. En mi caso, es evidente que Revolut tenía todos los medios para identificar que el dispositivo desde el que se hicieron las transacciones no era el mío, a través del análisis de la IP o la huella digital del teléfono. También podrían haber verificado si mi tarjeta fue comprometida en algún ciberataque previo, ya que el banco tiene acceso a esa información.

Esto plantea una pregunta importante: ¿cómo es posible que mi propia tarjeta virtual se haya visto vinculada a un dispositivo con Apple Pay sin mi consentimiento? Y más grave aún, ¿por qué su sistema antifraude se activó solo después de la cuarta transacción, pero ignoró las tres primeras, que ocurrieron en el lapso de un minuto?. Lo que más me sorprende no es solo la pérdida de dinero, sino la incapacidad de mi banco para responsabilizarse de un claro fallo en su sistema de protección. Pese a haber sido víctima de un fraude, fui empujado de un departamento a otro, sin recibir respuestas concretas ni soluciones.

Ante esta inacción, me siento obligado a buscarme mis propias soluciones, hablando con conocidos por si pudiesen ayudarme a esclarecer lo que me ha ocurrido, ya que no soy el único afectado por la falta de responsabilidad de los bancos digitales. La vulnerabilidad a la cual los consumidores nos enfrentamos en la era de la banca digital. Revolut, como muchas otras fintechs, se presenta como una alternativa moderna y conveniente frente a la banca tradicional. Sin embargo, cuando el sistema falla, la falta de soporte al cliente demuestran que el marketing no siempre refleja la realidad.

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