LA MAYOR AMENAZA NO ES IRAN, ES NETANYAHU

Admite Edgar Keret en su entrevista en la vanguardia, que a  partir del 7 de octubre le costó escribir. Si hace un año, un soldado le hubiera pedido a Etgar Keret (Tel-Aviv, 1967) escribir un relato a medias, la respuesta más probable habría sido negativa. Pero tras los ataques de Hamas el 7 de octubre y la guerra que se desató después, parte de su vida se ha convertido en ofrecer su apoyo a los supervivientes con su literatura, por una parte, y en manifestarse contra su Gobierno por otra. Acaba de publicar en catalán Les edats de l’home (traducción y selección de Paul Sánchez Keighley en La Segona Perifèria), una antología de sus mejores relatos organizados en torno a la edad de sus personajes. Hablamos con él por videoconferencia recién llegado de una gira por Estados Unidos, de donde temía no poder volver si cerraban el aeropuerto por la tensión en Líbano.

Me resulta mucho más difícil escribir ficción, porque me cuesta mucho estructurar la realidad, está un poco rota. Desde que empezó la guerra escribí tres o cuatro historias, pero ahora escribo sobre todo no ficción y poesía, lo encuentro como una liberación. Cuando hay guerra, la gente solo quiere sobrevivir. Hubo quien me pidió una historia para su marido, un soldado que perdió la pierna me pidió que escribiéramos una historia juntos, un párrafo cada uno, un tipo me pidió que pusiera a su exmujer como personaje porque está deprimida por la guerra... Hace un tiempo habría dicho pomposamente que soy escritor y no hago cosas así. En el momento en que la gente muere a tu alrededor, lo que importa es si puedes hacer feliz a alguien, y hacerlo. Seguro que el de los extremistas sería el más poblado, por un tiempo. No me importa vivir en un país pequeño mientras me dejen vivir. Es una tragedia, estamos al borde de una guerra civil. Mi hermano fue arrestado dos veces, a mi mujer le dieron con una manguera, a mi vecino le pegó un policía. La mayor amenaza para Israel no es Irán ni sus misiles, es Netanyahu y los poderes fascistas que tratan de apoderarse y destruir nuestra democracia. Normalmente un primer ministro en guerra obtiene más del 90% de apoyo en las encuestas, pero la gente que aprueba a Netanyahu como primer ministro está entre el 20 y el 24%. Además, Netanyahu no quiere la reelección, no quiere que haya comités que comprueben lo ocurrido, ni admitir su responsabilidad. Quiere mantenerse en el poder y no le importa si todo Oriente Medio arde por ello.

Mucha gente tiene opiniones firmes sobre lo que ocurre en Oriente Medio pero no sabe nada. La sociedad israelí está dividida en dos bandos: uno son ultraortodoxos y racistas que quieren tener un poder totalitario, muy parecido a la revolución en Irán, y en el otro bando está la gente liberal y democrática que lucha para que Israel siga siendo como antes. Cuando voy a EE.UU., hay gente que me acusa de ser un asesino de bebés. Me he manifestado a favor de un Estado palestino desde hace más de 30 años, y he recibido amenazas de muerte de derechistas israelíes por mis opiniones políticas. Cada fin de semana cientos y miles de personas salen a la calle y los apalean porque quieren que Israel sea democrático, porque quieren que termine la guerra en Gaza. Me he manifestado a favor de un Estado palestino desde hace más de 30 años, y he recibido amenazas de muerte de derechistas israelíes por mis opiniones políticas”. Se manifiestan contra el Gobierno, no contra su propio país. Los secuestros de hace un año avergonzaron a todo el país. Ahora una mitad dice que debemos borrar esta vergüenza recuperándolos, mientras que hay otra mitad que dice que debemos borrar esta vergüenza dejándoles morir. Ese es el gran conflicto. La mayoría no queremos la guerra, no creemos que podamos ganar nada con la guerra, queremos ayudar a que vuelva la gente que aún está viva. Pero parece que la cola menea al perro.

¿Es difícil reír ahora?, le pregunta el entrevistador Francesc Bombí. Reír siempre es fácil, y una cosa judía es que cuando las cosas empeoran, te ríes más. El humor es una forma de mantener la dignidad, mientras puedas reír, significa que no estás totalmente humillado por la vida. Si de joven me metía en una pelea y me pegaban, si era capaz de contar un chiste, de alguna manera los golpes dolían menos. El humor es como una burbuja, como una armadura, como el airbag en un coche, te protege un poco. Veo mi escritura más irónica que cínica, porque el humor es una forma de relacionarse con el personaje y no de distanciarse de él.

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