{ads}

BLOG DE FRANCESC PUIGCARBÓ - ÚLTIMOS ESCRITOS...

LA BARCELONA DE LOS ZOMBIES

Una comunidad de vecinos del Eixample ha decidido recuperar en su edificio, lo que hace una década se bautizó como arquitectura hostil. Han instalado en los portales una estructura de hierro con arcos, dispuesta en dos hileras, para impedir que estén los indigentes. Dos sintecho se habían acostumbrado este verano a dormir allí. Ahora ya no están, se han trasladado a otro portal de la acera de enfrente. Aquellos hierros no son una anécdota y encima no solucionan nada, pero sí que son un síntoma ante el que el Ayuntamiento debe estar dispuesto.

El problema de la indigencia se esconde debajo de las alfombras de los despachos. No gusta. No sale en los llenos. Ni en las encuestas municipales como tal. Tema tabú. La miseria callejera hace que se tambalee el sistema simbólico del que es una ciudad. Los albergues están saturados. El ingreso mínimo vital no llega ni al 5% de quien lo necesita. La ley del sinhogarismo espera su aprobación en el Parlament desde enero del 2022...

En el Eixample se entrecruzan las vidas normales de los vecinos de siempre, las vidas de lujo de los expatos y las vidas de mierda de los mendigos. Por lo general, la gente les ignora. Hay quien les da unas monedas, quizás un libro. Sólo unos pocos se detienen a charlar con ellos. Mayoritariamente temen que el barrio se degrade, y ya se cuecen protestas vecinales, como está ocurriendo en Londres. "Es nuestro Mayfair", me comenta una vecina que el domingo leyó la crónica de Rafael Ramos en este diario.

Jóvenes y viejos, gente del país y del extranjero, de razas distintas. Algunos arrastran trastornos mentales. En diciembre había 1.384 en toda Barcelona. Seguro que hoy esta cifra ya ha subido, según los voluntarios de Arrels o la Comunidad de Sant Egidi, que les asisten de urgencia.

Despiertan en nosotros el desprecio, o la culpa, la compasión, o el asco, o todo a la vez. Generalmente, se camuflan entre cartones, hurgan en los contenedores y papeleras, se lavan en las fuentes de la calle. Si usted, lector, es que mirar mucho como yo, los verá por todas partes. Habitan en los márgenes de la noche, a la que vuelven todos los días. Con la luz del sol suelen desaparecer, como los zombies. Cada vez hay más. Incluso tengo la impresión de que pasan por mi lado quienes lo serán dentro de 48 horas.

Estalla la palmaria incapacidad de las administraciones de dar una respuesta rápida a quien de repente se queda sin cama. Tardan tanto que las situaciones se cronifican. Cuatro años de media. Después del primer mes al raso, la calle se convierte en un pozo negro. Los sintecho son sólo la punta del iceberg del ejército humano de desfavorecidos. Las víctimas más visibles de una sociedad en riesgo de colapso. - Susana Quadrado en la vanguardia.

Publicar un comentario

0 Comentarios

{ads}

DIGITALES - ESCRITOS ANTERIORES