Los países nórdicos distribuyen guías para preparar a la población para una guerra. Suecia y Noruega han enviado folletos informativos con recomendaciones sobre cómo actuar y cómo prepararse para situaciones de crisis o conflicto, mientras que en Finlandia las pautas están en una nueva web
“Vivimos en tiempos inciertos. Actualmente, se están librando conflictos armados en nuestro rincón del mundo. Se están utilizando el terrorismo, los ataques cibernéticos y las campañas de desinformación para socavarnos e influirnos”. De esta forma empieza un folletín informativo que el Gobierno de Suecia está distribuyendo esta semana en cinco millones de hogares. La guía lleva por título “En caso de crisis o de guerra” y en su primera página hace una contundente advertencia: “Los niveles de amenaza militar están aumentando. Debemos estar preparados para el peor escenario posible: un ataque armado contra Suecia”.
En medio de la creciente tensión con Rusia, Suecia no es el único país nórdico que está recordando a su población cómo prepararse en caso de un escenario bélico en su territorio. En Finlandia las recomendaciones que se deben seguir bajo un estado de emergencia o ataque se han recopilado en una página web que el gobierno publicó el pasado lunes, en la que se puede leer “Finlandia siempre ha estado preparada para la peor amenaza posible, la guerra”. Noruega también ha distribuido un folletín que enumera una lista de elementos que los ciudadanos deberían tener en casa en el “peor de los casos en que los actos de guerra podrían afectar al país”. En la lista, se recomienda tener velas, comida enlatada, medicinas y pastillas de yodo por si se produjera un accidente nuclear. Por su parte, en Dinamarca el pasado verano el ministro de defensa hizo un llamamiento a la población a almacenar agua y otros elementos de supervivencia con el objetivo de que los ciudadanos puedan ser autosuficientes al menos durante tres días. Sin embargo, creo que Lluís Bosch acierta en su diagnóstico, quizás porque vive de cerca y trabaja con el infierno en la tierra.
"Quizás ustedes hayan visto Sacrificio, para mi la mejor cinta de Andrei Tarkovsky. En esta película, un anciano sueco sueña con el holocausto nuclear y se dispone a realizar un extraño ritual que, mediante un sacrificio moral y material, salvará al mundo. El ritual incluye perderlo todo: la casa y la cordura. Es imposible imaginar un sacrificio mayor, un acto de generosidad tan enorme como este.
Por todo esto me acuerdo de quienes no deben temer mucho al ataque nuclear ruso. A esas personas a quienes el infierno les pilla prevenidos y entrenados, acostumbrados a él, habituados a convivir con todos los demonios cada día.
El infierno está vacío y todos los demonios están acá. Hoy he comido una madalena al mediodía, dice Umaru, seis años, siempre con la barriga hinchada y las piernas muy delgaditas. Kawtar, ocho años, cuatro o cinco días con la misma ropa manchada. Malak, de nueve, paga los tres euros de la excursión de la escuela en varios plazos, un día 15 céntimos, otro 45, y pregunta cuánto falta. Vienen muchos hombres a mi casa, dice Keylor, de cinco, a mi no me gustan esos hombres que vienen y duermen con mi mamá y luego me pega para que no lo cuente. Mi padre se ha ido a trabajar a Bélgica, cuenta Suleimán, y cuando vuelva seremos ricos. En mi casa no hay luz ni agua, dice Francisco, estamos en un piso sin puerta. Mi papá llega tomado muchas noches, explica Adam, y se enfada mucho y nos pega a mis hermanos y a mi mamá. El mes que viene nos echan del piso, suelta Mohamed. En mi casa vivimos tres familias (Mariam, ocho años, en un piso de quizás 40 metros). Mi madre no quiere que diga cuando es mi cumpleaños porque no puede comprar cosas para celebrarlo. Mi desayuno de hoy es pan con aceite. Mi desayuno son dos dátiles. Los zapatos destrozados de Djenaba. Me he olvidado el bocata del desayuno en casa. ¿Cuánto vale un estuche para los lápices? Mamá está triste porque está embarazada. Mi papá trabaja con el hierro, recoge hierros. Cuando papá salga de la cárcel. Mamá limpia pisos muy lejos y vuelve tarde. Se me han roto las gafas pero son muy caras. Ayer no pude venir porqué mi mamá se encontraba mal y tenía que dormir mucho. Ayer vino la policía.
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