La necesidad de poner en marcha medidas de adaptación al cambio climático ha quedado de manifiesto tras la tragedia meteorológica que ha dejado más de 200 muertos en Valencia. El director científico del Centro en Resiliencia Climática (CRC), Carles Ibáñez, cree que la reconstrucción de la zona tras el paso de la DANA será una buena oportunidad para poner en marcha nuevas ideas y estrategias que eviten que el drama se repita. A juicio del experto, las autoridades han ignorado durante décadas el problema de la circulación del agua a la hora de planificar el territorio, lo que ha propiciado las condiciones para que se produjera el peor escenario posible tras las lluvias torrenciales. Medidas como despejar las zonas por las que circula el agua, construir con criterios de resiliencia o aplicar zonas de aliviadero que se puedan habilitar en caso de emergencia son algunas de sus propuestas. Y sobre todo, escuchar la voz de los expertos a la hora de tomar decisiones en la que todos nos jugamos nuestro futuro.
Viendo el nivel de destrucción, habrá que realojar a mucha gente ¿Tenemos los primeros refugiados climáticos en España?
Bueno, serían en todo caso refugiados climáticos temporales, porque, en sentido estricto, el término alude a quienes no pueden seguir en el lugar de origen por siempre. Y entiendo que en este caso es una evacuación temporal.
Cuando empiece la reconstrucción, ¿qué medidas estructurales se deben tomar para proteger a los habitantes de esta zona en el futuro?
Lo más prudente es aprender de lo ocurrido, analizar bien qué zonas se han visto afectadas y por qué. Y, a partir de aquí, tomar decisiones a la hora de reconstruir infraestructuras que permitan que la próxima vez que ocurra el agua tenga más espacio para fluir. Medidas adicionales como, por ejemplo, crear zonas en las que se pueda desviar el agua de forma intencionada en caso de crecida, fuera de las ciudades. Esto se ha hecho en el Misisipí, donde hay zonas que se pueden abrir para que el terreno absorba el agua. Incluso ha habido ocasiones en que se han dinamitado diques para que el agua se fuera hacia los campos y no destruyera la ciudad. Se puede tener previsto y organizado de modo que haya zonas donde permitir que el desborde del río sea controlado. Y también cambiar la gestión del territorio, tanto urbano como no urbano, para mejorar la infiltración del agua en caso de lluvia. En Estados Unidos ha habido ocasiones en que se han dinamitado diques para que el agua se fuera hacia los campos y no destruyera la ciudad
Porque las zonas asfaltadas no absorben el agua y agravan el problema, ¿verdad?
Sí, claro, pero incluso en las zonas agrícolas se puede mejorar la forma en que se gestiona el suelo, que habitualmente se compacta mucho, mediante técnicas de agricultura regenerativa que permiten más infiltración de agua. Consiste en esponjar la tierra, mejorar los aterrazamientos y técnicas para la cosecha de agua, que implica hacer surcos siguiendo curvas de nivel… Se puede incluso utilizar modelos con IA para diseñar bien sobre el territorio qué medidas se podrían aplicar para limitar al máximo la crecida y que el pico sea lo más reducido posible.
Viendo imágenes de las viviendas en el barranco de Chiva, parece difícil que no se vuelva a repetir el drama. ¿Habrá que despejar algunas zonas de edificios?
Bueno, depende. La adaptación al cambio climático es muy local. O sea, los principios son generales, pero lo que hay que hacer en cada sitio es diferente. Si hay sitios donde realmente hay tan poco espacio que si se quiere evitar, hay que tirar atrás las infraestructuras, hay que darle más espacio. Si no, hay que asumir las consecuencias de que puede volver a ocurrir, y sobre todo tener sistemas de alerta más eficientes. En algunos casos será recomendable mover carreteras un poco más adentro, mejorar algunos puentes para hacerlos más resistentes y con más paso…
Hay que ver en cada caso cuál es la mejor solución y hacer un balance de costes y beneficios sobre lo que implica invertir contra no hacerlo, en términos de costes económicos y en vidas humanas. Porque ¿cuánto vale una vida humana? Si quieres minimizar el riesgo de pérdida de vidas humanas, tienes que aumentar la inversión económica en prevención, ya sea en alertas o en rediseño del territorio y de las infraestructuras.
Aspecto de la rambla del Poyo, en Chiva, antes de las inundaciones Wikimedia Commons
¿Cuál ha sido aquí el principal problema estructural que ha producido más muertes?
El problema básicamente es que hemos tenido una lluvia muy intensa, muy poco frecuente, de 500 litros por metro cuadrado, en una zona muy densamente poblada, el área metropolitana de Valencia. Si hubiera ocurrido en una zona más rural, los daños habrían sido mucho menores. Se ha juntado una casuística muy negativa que por suerte no siempre es así, pero ha ocurrido el peor escenario que podemos imaginar.
En muchos sitios inundados no llovía, ¿la población tiene clara esta posibilidad de que el agua te llegue aunque no llueva en tu barrio?
Bueno, se olvida un poco la memoria histórica. No es fácil tener presente esto. Lo que es importante es poder tener alertas y que la gente haga caso. Tienes que creerte que si te la dan una alerta de que puede venir una inundación, esto puede ocurrir aunque no haya llovido. Si no te crees a las autoridades es difícil que la gente pueda tener prevención efectiva, pero ahí lo que hace falta es mucha pedagogía para explicar que esto puede ocurrir. Al final, es un tema de educación e información para que seamos conscientes de estos peligros. Si no te crees a las autoridades es difícil que la gente pueda tener prevención efectiva
¿Qué elementos concretos de la configuración urbana han empeorado la situación?
Bueno, lo plantearía al revés. Te diría que la planificación del territorio y urbana hasta ahora simplemente ha ignorado el problema de la circulación del agua y las implicaciones en este tipo de catástrofes. Si miras con detalle cómo está construido el territorio, se ve que desde los años 60 o antes se ha ido construyendo de una forma desordenada, sin una previsión, sin tener en cuenta esta realidad, que ya existía de antes, aunque lo único que ha ocurrido es que es está acentuando con el cambio climático. Se ha producido un cúmulo de decisiones en la línea de restringir cada vez más el paso del agua y, por lo tanto, aumentar los riesgos. En realidad, aún estamos en esta fase, porque revertir esto es complicado y es caro, pero lo cierto es que no hemos tenido en cuenta esta realidad a la hora de construir y planificar.
Una mujer observa varias casas dañadas en Chiva tras la DANA que ha asolado el sureste español. Kai Försterling / EFE
¿Tenemos una oportunidad de reconstruir estas zonas destruidas de Valencia con un criterio nuevo que sirva de ejemplo?
La magnitud de la catástrofe debería servir para tomar decisiones diferentes y hacer las cosas de otra forma, que sirva como ejemplo para otras zonas en riesgo, que tenemos identificadas y sabemos que debemos actuar en esta línea. Sería una buena oportunidad para implementar otra planificación más adaptada al cambio climático, más adaptada a la realidad del Mediterráneo donde vivimos y sería un mensaje muy positivo desde las administraciones.
Se ha ignorado la ordenación del territorio, se ha dado un cúmulo de decisiones para restringir cada vez más el paso del agua y, por lo tanto, aumentar los riesgos
¿Qué principio básico debería seguir esa reconstrucción?
Hay que ir de lo más general a lo particular. Primero, tener clara la orografía del terreno. Ya tenemos la información de cómo puede llegar a moverse el agua. Las alertas de inundación, de hecho, se toman por estos riesgos de hidrología, tenemos modelos que simulan qué fuerza puede tener el agua e identifican esas zonas inundables. Hay que partir de esos modelos para evaluar mejor los riesgos y los impactos en caso de crecidas, ahí quizá haya que hacer un trabajo más profundo de evaluación y priorizar qué inversiones son más rentables a la hora de evitar daños y pérdidas humanas.
¿Habrá que hacer casas con un diseño defensivo contra el impacto del agua, como se hace con los puentes?
Seguro que los hay, como el diseño de muros de protección, que puedan tener una forma o una rugosidad y una capacidad de absorber agua. Habrá que adoptar tanto soluciones basadas en la naturaleza como de ingeniería, en zonas urbanas y fuera de ellas. Eso implica tener previstos espacios agrícolas y que en caso de inundación habrá que dar una compensación para los propietarios, pero también zonas de humedal o zonas de bosques de ribera que, si son suficientemente anchas, reducen la velocidad del agua. Todo esto requiere sobre todo espacio y cambiar la filosofía de la planificación del territorio. Habrá zonas en las que habrá que rediseñar infraestructuras para que sean más resistentes a la inundación o a la velocidad del agua
¿Se están recibiendo ayudas de la UE para la adaptación al cambio climático? ¿Dónde están yendo?
Está entrando dinero, sí, pero no suficiente y quizá no suficientemente bien priorizado. Creo que hay que hacer un análisis global de diferentes tipos de medidas y priorizar las inversiones, además de hacer un buen seguimiento de cómo se realizan estas intervenciones. A veces puede ser más efectivo crear espacios de inundación o construir humedales que permeabilizar un asfalto de medio kilómetro cuadrado, que puede ser muy interesante y muy bonito como experiencia piloto, pero sin ningún efecto real si no se hace a una escala inmensa. Hay que implementar las medidas más eficaces, más baratas y más masivas. Ahí creo que es donde estamos quizá fallando, no se está teniendo esta visión más global para tener inversiones más efectivas en la adaptación.
¿Necesitaremos un PERTE de adaptación climática?
Correcto. Y que los fondos estructurales estén más claramente dirigidos. Que estén más guiados por los expertos a la hora de validar esas soluciones.
¿Sería interesante poner altavoces en las calles que avisen a la gente, como hacen en Japón con las alertas de tsunami?
La alerta que llega a los teléfonos móviles en principio es un mecanismo adecuado, aunque siempre cuantas más medidas se tomen, mejor. También avisos por las radios. Pero, sobre todo, la concienciación de la población de que hagamos caso cuando esta alerta llega, aunque después puede que no ocurra nada, porque por eso se llama prevención.
¿Minar la credibilidad de los científicos cuesta vidas?
Sí, lo que ocurre es que estamos en esta sociedad de la posverdad, en la que la opinión en temas técnicos de cualquier persona vale lo mismo que la de un experto que ha dedicado miles de horas a estudiar el tema. Ahí sí que tenemos un problema como sociedad, sobre todo es importante que las administraciones tengan cada vez más en cuenta el criterio de los expertos, evidentemente escuchando la opinión de ciudadanía, pero hay cosas que si las pasamos al terreno de la opinión es peligroso. Porque en medioambiente todo el mundo opina y dice lo que hay que hacer, pero imagina si para construir un edificio preguntamos a los ciudadanos en vez de a los arquitectos, o que empecemos a opinar de una operación. ¿Verdad que sería absurdo? Hay que cambiar el chip, lo que no significa confiar ciegamente en los expertos, pero sí asegurarnos de que el conocimiento existente se utiliza de la forma más adecuada.
Que el coche no es un sitio seguro es algo que ya deberíamos saber, hay que hacer mucha pedagogía
En algunas de estas poblaciones sacudidas por la DANA, mucha gente quedó atrapada porque tenían la costumbre de bajar a sacar el coche de los garajes. ¿Habrá que hacer campañas para informar mejor a la población de estos riesgos o de que el coche no es un lugar seguro?
Creo que hay que hacer mucha pedagogía para concienciar a la gente de que hay casos extremos donde la lógica normal no aplica. Es verdad que, como ocurre muy poco y no hay memoria histórica, es difícil que la gente tenga claro qué es lo que hay que hacer. Que el coche no es un sitio seguro es algo que ya deberíamos saber, el problema es a partir de qué momento es prudente ir a moverlo, y eso sí que es una cuestión complicada de aprender. Pero sí, creo que los expertos deberían explicarlo mejor.
¿Necesitamos hacer campañas de televisión?
Seguro que hay que hacerlas, pero sobre todo enviar mensajes claros para que la gente, en situación de pánico, tenga muy claro cómo reaccionar. Porque se nos nubla el razonamiento y a lo mejor ni te acuerdas de qué hay que hacer. Por eso hay que hacer ensayos de planes de evacuación, ese tipo de cosas que ayudan a grabar en la memoria cómo proceder.
Si no hubiésemos ocupado los espacios de los ríos, no habría ocurrido todo esto
¿Se podría plantear la construcción de refugios, como lugares en altura bien equipados donde esperar a que pase la riada?
Bueno, siempre y cuando tengas tiempo de reaccionar. Porque lo más fácil es subir más arriba en tu propia casa. Y, desde luego, nunca bajar al sótano. Después, si en las ciudades hay zonas más altas para poder ir en caso de inundaciones, eso es bueno, sobre todo para que una vez pasado el peligro la gente sepa dónde están las zonas más seguras a las que dirigirse. Pero hay que dejar claro en qué momento conviene o no salir de casa, porque muchas veces lo más prudente es no salir.
Como experto, ¿qué aprendizaje cree que podemos sacar de esta tragedia?
El mensaje más general es que hay que tomarse en serio el cambio climático. Es algo que ya tenemos aquí y los efectos humanos, económicos y ambientales son muy graves. Esto se está acelerando y es solo un adelanto de lo que puede venir en el futuro. No nos tomemos en broma este tema, porque hay mucha opinión desinformada intentando negarlo o minimizarlo, y eso es muy grave. Al mismo tiempo, hay que recalcar que no todo es culpa del cambio climático, porque entonces, como es culpa de todos, nadie se responsabiliza. Como la mala planificación urbanística, cosas que heredamos del pasado que hay que abordar. Porque, si no hubiésemos ocupado los espacios de los ríos, no habría ocurrido todo esto.
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