El movimiento que vacía los escaparates de las librerías para impulsar la lectura en Italia, nació en septiembre, la iniciativa ya ha involucrado a ciudades del norte y sur del país. Una de las últimas fue una librería de Génova, en Liguria. Pero antes también ocurrió en Lombardía, Piamonte, Véneto, Toscana, Las Marcas, Cerdeña, y también en las sureñas Campania y Apulia. Son todas las regiones transalpinas que ya han sido protagonistas de la última tendencia fruto del amor por los libros en Italia: vaciar los escaparates de las librerías en un día determinado, para dar visibilidad a la importancia de la lectura y pedir más inversión en la educación pública.

La idea surgió en septiembre pasado de Daniela Nicolò, una ávida lectora milanesa, de profesión editora de textos universitarios y escolares. Nicolò había leído un artículo sobre una persona, cuya identidad nunca se ha relevado, que se gastó 10.000 euros en comprar todos los libros del escaparate de una librería en Milán. "Algunos lo criticaron, pero yo pensé que era una iniciativa genial, porque había sido una acción clamorosa, una forma de llamar la atención ante la insuficiente atención que nuestros gobernantes le dan a la lectura", dijo Niccolò, en entrevista con EL PERIÓDICO. 

Después de enterarse del caso de Milán, decidió ella misma vaciar el escaparate de una pequeña librería independiente de su ciudad, más al alcance de su bolsillo. Tras ello, la librera de la tienda y un amigo le ayudaron a crear cuentas en Instagram y otras redes sociales para sensibilizar a otros e invitarles a hacer lo mismo. Así también nació una especie de comunidad, con el lema de Svuota la Vitrina (Vacía el escaparate), en la que los participantes comparten imágenes y pensamientos sobre el mundo de los libros, y planean nuevas iniciativas.

Desde entonces, la iniciativa se ha replicado ya más en más de una veintena de librerías en toda Italia, y más acciones ya han sido anunciadas para las próximas semanas y meses. Algunos participantes han querido permanecer anónimos, otros se han unido en grupos para hacer frente al esfuerzo económico, y de ello se han beneficiado librerías pequeñas y grandes de ciudades tanto del norte como del sur del país. Entre ellas, también algunas ubicadas en áreas consideradas deprimidas, como Pomigliano D’Arco, en Campania. 

En la lombarda Lodi, donde una anónima compró los 150 libros que se encontraban en el escaparate de la librería elegida, todos los volúmenes se entregaron a escuelas del barrio. Mientras que, en Milán, una pareja de homosexuales llamados Antonello y Alessandro se inspiró en la iniciativa para enviar también el mensaje de la importancia de los establecimientos especializados en cuestiones de género. En otro caso, algunos profesores involucraron a las familias de sus alumnos, y se llevaron a todos sus pequeños alumnos a vaciar un escaparate.