La fiebre de la inteligencia artificial sigue dejando estudios y cifras nuevas que pueden asustar a más de uno. La IA creará 170 millones de empleos esta década, pero arrasará con otros 90 millones. Sectores como la agricultura, la ganadería o los cuidados sacarán provecho de los cambios sociales que se avecinan. “Hazte fontanero”, le decía el Nobel Geoffrey Hinton a un estudiante que le preguntaba qué empleo resistirían con la llegada de la IA. O especialista en software o analista de datos, según el Foro de Davos, profesiones de futuro. Para este tipo de soluciones, prefiero la propuesta del desaparecido economista Fabià Estapé en el mismo sentido, pero hace 25 años en que decía que las asignaturas universitarias con mas futuro, eran las de paleta o fontanero, y añadía, no hay nada más cobarde que un millón de pesetas.
En tiempos de Franco, los llamados Planes de Desarrollo Económico y Social contaron con la colaboración de Fabia Estapé. El almirante Carrero Blanco que, entonces, ejercía de amo y señor, nunca vio con buenos ojos la figura de Estapé. Si que sentía devoción, en cambio, por otro catalán, Laureano López Rodó. Cuando, a petición de este último, Estapé fue nombrado Comisario Adjunto del Plan de Desarrollo, a Carrero se le erizaron los pelos de las cejas. Como podía ser que un hombre que no era de misa, ni del Opus, ni Procurador en Cortes, ocupara ese cargo. No importaba que se tratara del mejor economista. No importaba que fuera el más apropiado para llevar adelante aquel complicado proyecto. Sólo importaba que no era una persona del Régimen.
Fabià Estapé era un hombre singular y genuino. Como todas las grandes figuras tenía sus rarezas y genialidades. Dentro del Ministerio sus excentricidades eran conocidas como las “cosas de Don Fabián”. Carrero Blanco no las soportaba. Fuentes no oficiales informaron que la gota que colmó el vaso, fueron los clinc, clinc, clinc, de la máquina de juego de millón que el señor Estapé hizo poner en la sala de espera de su despacho. Sus audiencias eran muy largas y, a menudo, el personal que esperaba -ya fueran empresarios, alcaldes o gobernadores- se desesperaba. Aquel juego podía entretenerlos un buen rato. El despacho de Carrero Blanco estaba justo debajo y aquellos ruiditos le molestaban tanto que lo enloquecieron. Bajo esta influencia fulminó a Estapé. Pasados los años, dada la actual coyuntura que estamos viviendo y la relación entre el poder central y Cataluña, con respecto a la economía, se echa de menos la voz y la opinión de una gran personalidad como la del señor Fabián Estapé y Rodriguez. Hay que decir que Carrero Blanco unos años más tarde fué compensado con una rauda ascensiòn a los cielos.
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