LO QUE LA IA NOS TRAERÁ EN EL 2025
Francesc Puigcarbó
Poco más de dos años después de la llegada de ChatGPT y los grandes modelos de lenguaje, los indicios sugieren que en el 2025 llegarán novedades importantes en el mundo de la inteligencia artificial. En un camino hacia los modelos con capacidad de razonamiento profundo, el nuevo año apunta nuevos avances por los que una IA pueda un día rivalizar con el cerebro humano en su capacidad para resolver cualquier tarea. Ese día no ha llegado y es probable que no lo veamos a lo largo de los próximos doce meses, pero ya existen aproximaciones. El desarrollo de la tecnología sí que traerá, por contra, nuevos retos y problemas, como el del enorme impacto medioambiental ocasionado por el elevado consumo de energía y agua que necesitan los centros de datos que se crean por todo el mundo.El modelo más importante que se vislumbra en el horizonte es o3, anunciado hace unos días por OpenAI. Este modelo obtuvo puntuaciones muy elevadas en pruebas como ARC-AGI, diseñada para encontrar algún día una inteligencia artificial general (AGI por sus siglas en inglés), que aunque es un término que no tiene una definición exacta es algo así como una IA con tal capacidad de adaptación a retos que supere las capacidades de la inteligencia humana. Este modelo, que ha superado algunas trabas con las que se encontraba el razonamiento artificial, tiene una capacidad teórica -todavía no lo han probado ni siquiera expertos- para razonar sobre problemas complejos de múltiples pasos. En cualquier caso, todo indica que estamos ante una vía de futuro para que los grandes modelos lingüísticos más allá de responder con mayor o menor acierto, también respondan. En pruebas matemáticas y de razonamiento científico, o3 supera a matemáticos y científicos expertos en su propio terreno.
En Estados Unidos y en Europa la inteligencia artificial desarrollada por grandes compañías privadas mantiene una competencia intensa, pero entretanto una startup china llamada DeepSeek se ha colado en la discusión con su gran modelo de lenguaje V3. Las evaluaciones de los expertos señalan que supera a otros modelos de código abierto y alcanza un rendimiento comparable al de los principales modelos de código cerrado. Además, lo hace con menos tiempo de entrenamiento que otros, aunque requiere 2,8 millones de horas de entrenamiento. No parece poco. Esto nos lleva a la siguiente gran discusión del mundo de la IA: la energía.
La huella energética es ya una de las grandes preocupaciones que suscita la inteligencia artificial, una tecnología que está poniendo a prueba el servicio disponible de electricidad en muchas partes del mundo, con problemas en el horizonte como las subidas de precios y los cortes de suministro. En Estados Unidos planifican llegar más lejos con nuevos centros de generación, incluida la energía nuclear, pero empiezan a producirse otro tipo de problemas técnicos, las distorsiones eléctricas, que son más comunes cerca de los centros de datos. Sí, la IA puede llegar a afectar a tu nevera, como explica un artículo de Bloomberg.
En un panorama de la IA en el que la gran mayoría de las iniciativas punteras corren a cargo de compañías privadas con intereses propios, Europa busca un hueco en el sector público para poner la tecnología al alcance de su propio tejido productivo. Ese será el papel de las factorías de IA, uno de cuyos primeros proyectos ha sido adjudicado en el final del 2024 al Barcelona Supercomputing Center, con una importante inversión que permitirá no sólo ayudar a las empresas, sino también desarrollar el trabajo de los investigadores en uno de los centros tecnológicos y científicos más importantes del continente europeo.
En el horizonte del 2025 se vislumbran algunas de las aplicaciones de la IA a las máquinas y en especial a los robots humanoides. Nvidia, el mayor fabricante mundial de chips especializados en IA, va a redoblar su apuesta por los robots. El Financial Times explica que en la primera mitad de este año, la compañía que lidera Jensen Huang proyecta lanzar una nueva generación de ordenadores compactos para robots humanoides llamados Jetson Thor que podrían adoptar compañías diferentes para muy diversos modelos de autómatas. Las iniciativas son muy diversas y cada vez tenemos más cerca que un criado digital nos traiga las zapatillas. La IA nos obligará a poner el foco en numerosos sectores por su potencial para transformar industrias muy diferentes. Una de las más importantes a la que puede afectar en un futuro no lejano es la de la creación audiovisual. ¿Será este el año en el que veremos una película comercial creada con inteligencia artificial? Los modelos generativos son cada vez más asombrosos a la hora de reproducir la realidad a demanda, pero la cuestión es si la calidad artística que genere la máquina estará a la altura de la humana. Parece imposible en este momento del desarrollo de la tecnología. De momento, respiremos, porque no llegan a los Oscars, que se entregarán a principios de marzo. Francesc Bracero en la vanguardia.
Poco más de dos años después de la llegada de ChatGPT y los grandes modelos de lenguaje, los indicios sugieren que en el 2025 llegarán novedades importantes en el mundo de la inteligencia artificial. En un camino hacia los modelos con capacidad de razonamiento profundo, el nuevo año apunta nuevos avances por los que una IA pueda un día rivalizar con el cerebro humano en su capacidad para resolver cualquier tarea. Ese día no ha llegado y es probable que no lo veamos a lo largo de los próximos doce meses, pero ya existen aproximaciones. El desarrollo de la tecnología sí que traerá, por contra, nuevos retos y problemas, como el del enorme impacto medioambiental ocasionado por el elevado consumo de energía y agua que necesitan los centros de datos que se crean por todo el mundo.El modelo más importante que se vislumbra en el horizonte es o3, anunciado hace unos días por OpenAI. Este modelo obtuvo puntuaciones muy elevadas en pruebas como ARC-AGI, diseñada para encontrar algún día una inteligencia artificial general (AGI por sus siglas en inglés), que aunque es un término que no tiene una definición exacta es algo así como una IA con tal capacidad de adaptación a retos que supere las capacidades de la inteligencia humana. Este modelo, que ha superado algunas trabas con las que se encontraba el razonamiento artificial, tiene una capacidad teórica -todavía no lo han probado ni siquiera expertos- para razonar sobre problemas complejos de múltiples pasos. En cualquier caso, todo indica que estamos ante una vía de futuro para que los grandes modelos lingüísticos más allá de responder con mayor o menor acierto, también respondan. En pruebas matemáticas y de razonamiento científico, o3 supera a matemáticos y científicos expertos en su propio terreno.
En Estados Unidos y en Europa la inteligencia artificial desarrollada por grandes compañías privadas mantiene una competencia intensa, pero entretanto una startup china llamada DeepSeek se ha colado en la discusión con su gran modelo de lenguaje V3. Las evaluaciones de los expertos señalan que supera a otros modelos de código abierto y alcanza un rendimiento comparable al de los principales modelos de código cerrado. Además, lo hace con menos tiempo de entrenamiento que otros, aunque requiere 2,8 millones de horas de entrenamiento. No parece poco. Esto nos lleva a la siguiente gran discusión del mundo de la IA: la energía.
La huella energética es ya una de las grandes preocupaciones que suscita la inteligencia artificial, una tecnología que está poniendo a prueba el servicio disponible de electricidad en muchas partes del mundo, con problemas en el horizonte como las subidas de precios y los cortes de suministro. En Estados Unidos planifican llegar más lejos con nuevos centros de generación, incluida la energía nuclear, pero empiezan a producirse otro tipo de problemas técnicos, las distorsiones eléctricas, que son más comunes cerca de los centros de datos. Sí, la IA puede llegar a afectar a tu nevera, como explica un artículo de Bloomberg.
En un panorama de la IA en el que la gran mayoría de las iniciativas punteras corren a cargo de compañías privadas con intereses propios, Europa busca un hueco en el sector público para poner la tecnología al alcance de su propio tejido productivo. Ese será el papel de las factorías de IA, uno de cuyos primeros proyectos ha sido adjudicado en el final del 2024 al Barcelona Supercomputing Center, con una importante inversión que permitirá no sólo ayudar a las empresas, sino también desarrollar el trabajo de los investigadores en uno de los centros tecnológicos y científicos más importantes del continente europeo.
En el horizonte del 2025 se vislumbran algunas de las aplicaciones de la IA a las máquinas y en especial a los robots humanoides. Nvidia, el mayor fabricante mundial de chips especializados en IA, va a redoblar su apuesta por los robots. El Financial Times explica que en la primera mitad de este año, la compañía que lidera Jensen Huang proyecta lanzar una nueva generación de ordenadores compactos para robots humanoides llamados Jetson Thor que podrían adoptar compañías diferentes para muy diversos modelos de autómatas. Las iniciativas son muy diversas y cada vez tenemos más cerca que un criado digital nos traiga las zapatillas. La IA nos obligará a poner el foco en numerosos sectores por su potencial para transformar industrias muy diferentes. Una de las más importantes a la que puede afectar en un futuro no lejano es la de la creación audiovisual. ¿Será este el año en el que veremos una película comercial creada con inteligencia artificial? Los modelos generativos son cada vez más asombrosos a la hora de reproducir la realidad a demanda, pero la cuestión es si la calidad artística que genere la máquina estará a la altura de la humana. Parece imposible en este momento del desarrollo de la tecnología. De momento, respiremos, porque no llegan a los Oscars, que se entregarán a principios de marzo. Francesc Bracero en la vanguardia.
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