"Don Gabriel, esta mañana hemos matado a su amigo, el poeta de la cabeza gorda". Con estas palabras, Juan Luis Trescastro comunicó al pintor Gabriel Morcillo la muerte de Federico García Lorca. Fue en un café granadino, el Royal, uno de tantos por los que el presunto asesino del poeta fue narrando su hazaña". Según explica Ian Gibson en su libro 'El asesinato de Federico García Lorca, Juan Luis Trescastro presumía de haber participado en la muerte del poeta en Víznar. Una mañana, en torno al 19 de agosto de 1936, el falangista fanfarrón y mujeriego, muy conocido en la ciudad, entró en el Bar Pasaje, conocido popularmente como La Pajarera. Allí se encontraba Ángel Saldaña, uno de los pocos concejales granadinos que no fueron fusilados en la tapia del cementerio. Trescastro, con la intención de que todos los que se encontraban en el bar le oyeran, comenzó a decir en voz alta: "Acabamos de matar a Federico García Lorca. Yo le metí dos tiros en el culo por maricón". Siniestra historia la de la Granada de la época, como la de la mayor parte de España, en la que las tertulias podían llenarse de una xenofobia y una falta de respeto por la vida inimaginable."
Terror y silencio en el gobierno civil de Granada: las últimas horas de Lorca antes de ser asesinado, es un extenso y detallado artículo en Público de Miguel Ángel del Arco Blanco, sobre las últimas horas de Federico desde su detención y posterior asesinato... "La línea del tiempo marca los caminos de la Historia. Pero esta siempre discurre en un espacio, en unos lugares. Algunos de estos lugares nos son familiares, los identificamos fácilmente con lo que hemos vivido, o incluso con acontecimientos importantes de la Historia reciente. Pero hay otros lugares, otros espacios, que están cargados de silencio. Uno de ellos es el que ocupaba el antiguo gobierno civil de Granada, donde el poeta Federico García Lorca estuvo detenido y pasó sus últimas horas antes de ser asesinado. García Lorca había regresado a Granada antes del golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Llegó a la ciudad unos días antes. Tras la sublevación, que ocurrió en la capital granadina el 20 de julio, comenzaron las detenciones y asesinatos a manos de los rebeldes. El propio Lorca fue importunado en su residencia en la Huerta de San Vicente, decidiendo marcharse a un lugar más seguro: la casa de la familia Rosales, amigos estrechos del poeta y falangistas de primera hora. Poco después, el 16 de agosto de 1936, fue detenido y llevado al edificio del gobierno civil, a escasas manzanas de allí... leer el artículo entero.



No creo que Terele Pávez ni Enma Penella estén muy orgullosas del gesto "patriótico" de su padre.
ResponderEliminarQuizás por eso no llevaban su apellido
ResponderEliminarAsí es.
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