La Historia no ha conservado su nombre, y es una lástima. Era director del Patent Office americano, y fue él quien en 1875 envió su dimisión al Secretario de Estado para el Comercio. ¿Porque seguir?, Se preguntaba, ya no queda nada por inventar. Gran visión de futuro tenía el hombre, de hecho inauguraba por este honesto director aunque equivocado en la exposición de los hechos dado que desde 1875 hasta día de hoy se han inventado unas cuantas cosas. Inauguraba digo, la ineficiencia, porque si bien es bastante cierto que desde 1875 a día de hoy como decía antes (esto es una iteración) se han inventado muchas cosas, las hay que no funcionan, o mejor dicho, si que funcionan, pero si se estropean nadie las sabe arreglar, o algunas que no llegan a funcionar nunca. Y aquí es donde quería ir a parar después de este erudita entrada que se remonta a dos siglos atrás.

Veréis: compré un teléfono móvil marca Nokia 6210 clásico. Este teléfono tiene muchas aplicaciones, tantas, que incluso puedes hablar a través de él con otra persona. Una de las aplicaciones que tiene es el manos libres para el coche, coche (el mío) un Ford que el navegador que lleva incorporado para el manos libres es de la marca Nokia, o sea teléfono Nokia, manos libres del Ford, marca Nokia. Parecería pues que se daban todas las coincidencias para que la fusión Nokia-Nokia ha´hiciera que el manos libres funcionase como una seda. ¿Verdad? Pues no, no funciona, a lo único que he llegado y de "motu proprio", es que vaya el manos libres, pero entonces no puedo escuchar la radio ni el DVD, y eso sí que no. 

Los de la Ford dicen que la culpa es de Nokia y los de Nokia que es de los de Ford, y entre unos y otros y alguno más que entiende, nadie ha sido capaz de conseguir que la cosa funcione como era de esperar y desear. En resumen, he vuelto al sistema primitivo, de detener el coche en la acera si la llamada es urgente o dejar que suene si no lo es. De esto, de que ni unos ni otros sean capaces de molestarse en intentar que el manos libres funcione; se dice, desidia, ineficiencia o indolencia profesional, y la hay muy abundante a día de hoy.