La cuestión no está en si Dios existe o no. Si yo creo que Dios existe, esto no prueba su existencia. Si no creo que existe, esto tampoco prueba su inexistencia. Si hemos sido capaces de crear o de imaginarnos a Dios es porque somos capaces de concebir y de abismarnos en nuestra invención. Dios permanece más allá, fortalecido en su misterio y protegido por su secreto. Misterio y secreto son sólo la distancia entre una palabra aceptada y un vocablo inaceptable .... No sabemos nada y no es cierto tampoco que no creamos en nada, el poso está, sólo hace falta una circunstancia extrema para convertir en creyente al mayor de los descreídos, suficientes ejemplos hay. La perfecta imperfección de nuestro pequeño hábitat dentro del ámbito del universo, hace difícil para no decir imposible, pensar que toda esta puesta en escena es casual y no causal. Simplemente desconocemos la causalidad que lo ha hecho posible todo, nosotros incluidos.