Años ha cuando en este país circulaban por la vida con más calma, incluso con cierta indolencia, no había teléfonos móviles. ¡Sí! amiguitos y amiguitas, no había, y no todo el mundo tenía de fijo, ni en el rellano de un bloque de pisos como explica Miquel hoy, mientras el otro miquel habla también de un concepto antiguo, inexplicable por alguien joven que ha nacido en plena era digital, pedir conferencia....

El escrito es antiguo, pero hoy toca hablar de teléfonos, al ser el día mundial de pedir conferencia. Unos teléfonos (en casa aún tenemos el fijo), pero no se marca el número con la rueda; como decía, unos teléfonos que a los jóvenes y no tan jóvenes les cuesta entender existieran. Son cachivaches de un tiempo de un país que ya no existe, aunque nosotros también éramos generación digital, para marcar los números, se hacía con el dedo.

DE PEDIR CONFERENCIA -

Durante la posguerra e incluso más adelante, cuando en este país todavía no éramos 2.0 ni whatssapeávamos y otros futesas modernas, para llamar de Sabadell a Sant Feliu de Codines - por ejemplo - se tenía que descolgar el teléfono negro y pedir conferencia ( podían ser dos o tres horas) Entonces, se ponía la telefonista - Conchita se llamaba - y le pedías que te pusiera con el 42 (los teléfonos eran de dos dígitos), o directamente le pedías que te pusiera con el Dorsé que en este caso es con quien quería hablar a mi padre.
Conchita que era una precursora de la Cía como ha destapado Snowden, escuchaba todas las conversaciones, y la prueba la tenemos en que un día el Santiago, mi padre, no recordaba a qué hora había quedado al día siguiente con el Dorsé (mi tío), y como este no contestaba se lo preguntó a Conchita: a las 9 de la mañana habéis quedado - le dijo -.


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Recordar también, ahora que quieren retirar las cuatro cabinas telefónicas que quedan, a Mercero y la cabina.