Escribir, hacer literatura, no es más que reflejar la conciencia, mejor dicho el estado de conciencia del escritor, para expresar su mentalidad y convicciones, o no necesariamente, hay mucho de ficción a veces, o falsa ficción, aunque en el fondo escribir es hablar siempre de uno mismo, de recordar o manipular los recuerdos. Escribimos de lo que conocemos, porque ficcionar vendría a ser como miccionar, o sea mearse en ella, y se suele notar. Escribimos por una necesidad vital de comunicar, de exhibir - a veces - impunemente nuestros pensamientos.
Según Camus, escribir es activar nuestras obsesiones. Es crear o aparentemente inventarse unos personajes, manipularlos, jugar con ellos, o en algún caso son los propios personajes los que dominan al escritor.

De la misma manera que la poesía sirve para informar de nuestras negligencias, la literatura sirve para explicar nuestras pequeñas o grandes miserias.

Y morir debe ser dejar de escribir decía Fuster, y no iba desencaminado, sólo que la obra escrita perdura en el tiempo y siempre hay alguien que descubre una historia escrita hace años. La literatura sobrevive al escritor, que, en cierto modo (si es algo bueno o interesante) a través de ella obtiene en cierta manera la inmortalidad.

También se podría decir que escribimos porque no sabemos hacer otra cosa, de la misma manera que amamos sin saber porqué, y, llegado a este punto, me quedaría de nuevo con Fuster:

"Escribir - hacer literatura - es todo esto que ustedes dicen, y, por añadidura una forma de venganza"