MUERTE DE UN CICLISTA


Los 21 ciclistas muertos en nuestras carreteras en lo que va de año y los tres del último fin de semana han hecho saltar las alarmas entre los responsables del tráfico y los ciclistas y obligan a abrir el debate sobre la seguridad, las bicicletas y la carretera. El manual aconseja primero tener un diagnóstico y después hablar con los ciclistas. En seguridad vial no debe tomarse nunca una medida sin escuchar a las asociaciones de usuarios, que para eso están y además ponen las víctimas.

Los accidentes suelen producirse a primera hora de la mañana causados ​​por conductores cargados de alcohol o drogados que aún no se han ido a dormir, debería pues de dirigirse los esfuerzos a la salida de los locales de ocio habituales, para disuadir a los posibles irresponsables. Aquí en las campañas de comunicación deberia apuntarse hacia lo que se conoce como el bebedor pasivo, es decir, que si alguien de los que están contigo ha bebido, es tu responsabilidad no dejarlo que conduzca como hace años que se hace en otros países y que aquí poco a poco se ha ido imponiendo, aunque no siempre como se puede ver.

Hay que tener en cuenta que el ciclista es el más débil, y pese a que no respete ninguna señal y circule como no debería muchas veces, esto no es motivo para atropellarlos. Personalmente, que por motivos de trabajo he trabajado muchos sábados y me he cruzado con muchos ciclistas por las carreteras (de los de toda la vida) pienso que hay pocos accidentes, es más, los hay que van provocando con chulería, claro que la misma actitud y mala praxis se da en muchos conductores, y más ahora que conducen distraídos con el móvil.
El año pasado, -lo explican en el periódico-, por primera vez las distracciones han aparecido como primera causa de muerte en nuestras carreteras. Programar el navegador conduciendo, manipular la pantalla táctil que gobierna el automòbil conduciendo o leer y contestar los whatsaps conduciendo, es un problema emergente en toda Europa. Aquí el reto es estudiar todas las posibilidades para dificultar la programación del GPS o el uso de las aplicaciones del smartphone por parte del conductor con el coche en movimiento, y si además podemos reflexionar sobre la tiranía del smartphone, mejor aún.

Al final se tendrá que insistir en los valores que hay detrás de la seguridad vial, como son aprender a convivir y a compartir la carretera, pensar que no estamos solos, y tener respeto por los demás, porque todavía hay algunos conductores de automóvil que no respetan el ciclista, al igual que hay algunos ciclistas que no respetan al peatón. Si todos ponemos de nuestra parte, todos saldremos ganando, pero si imperan el individualismo y el egoísmo, todos saldremos perdiendo.
Lo que no podemos hacer es dedicarnos a buscar culpables en lugar de buscar soluciones, que es un clásico en nuestro país, o dedicarnos a hablar del tema en caliente y luego no hacer nada. En este caso, algo se debería hacer, pero me temo no se hará nada. Yo, sigue saliendo con la bicicleta, intentando evitar al máximo las carreteras, pero también os diré que en 60 años pedaleando he tenido pocos sustos. El ultimo en septiembre pasado, subía de Castellar hacia Matadepera, bajavan toda pastilla una veintena de ciclistas en paralelo de cuatro en cuatro, que no es correcto, y un abuelo en un 4x4 se puso a adelantarlos, me refugié en la cuneta detrás de un platanero, tantos no caben en la carretera, pero esto es una circumstància puntual, los últimos atropellos tienen un nexo en común, madrugada y drogas y eso que es viejo, en este caso, es relativamente nuevo, y como por donde paso con la bici los fines de semana no hay discotecas, hace difícil que se pueda producir esta circunstancia.

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