¡Traidor!, grita la derecha española, excitada. ¡Cobarde!, exclama el independentismo con los nervios a flor de piel. Pedro Sánchez ha conseguido enervar a los dos polos más opuestos de la nueva dramaturgia hispánica. ¡Vendepatrias!, le dicen las derechas, por haber obligado a la Abogacía del Estado a rebajar la acusación de rebelión. ¡Farsante!, esperábamos más de ti!, le reprocha el soberanismo sentimental, indignado por los veinticinco años de cárcel que le podrían caer a Oriol Junqueras, petición fiscal que consagra al presidente de Esquerra Republicana como indiscutible referente del independentismo. Fuego cruzado sobre un Gobierno que recibe hostias de todos lados, en aquello de: hagas lo que hagas, seguro que la cagas.
“No es un gesto; es un menosprecio absoluto a los demócratas” dice el impresentable Quim Torra. “Es indecente que el Gobierno humille a España forzando a la Abogacía del Estado a desmarcarse de la Fiscalía” vomita Don Pablo Casado). “Pedro Sánchez utiliza el poder Ejecutivo para beneficiar a los que dieron un golpe” exclama el miserable de Albert Rivera). Los dos polos estaban ayer muy excitados, demasiado excitados, unos porqué les toca y otros por las andaluzas.
El Gobierno sabía que los independentistas esperaban un segundo gesto: la retirada del delito de malversación, en base a las reiteradas afirmaciones del exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, sobre el exhaustivo control de los gastos de la Generalitat por parte de los servicios técnicos de su departamento. Si Montoro juraba en arameo que la Generalitat no se pudo gastar ni un euro en partidas ilegales –hasta cinco informes del Ministerio de Hacienda descartaron que se hubiesen utilizado caudales públicos en la convocatoria del 1 de Octubre–, la acusación de malversación podía haber sido revisada en las conclusiones de la Abogacía del Estado, con el consiguiente impacto en las deliberaciones del juicio que empezará en enero. Esto es lo que le pedían algunos interlocutores independentistas al Gobierno.
A todo esto VOX el grupúsculo que pronto dejará de serlo (y sinó al tiempo) pide 74 años de cárcel para los exconsellers y 62 para los 'Jordis' por rebelión "por motivos racistas contra los españoles". El partido ultraderechista usa textos de Jordi Pujol y Albert Boadella para asegurar que el 'procés' tuvo como base la "discriminación de todo lo referente a los ciudadanos españoles", informan en el diario.es.
Y ahí quedamos, dejados de la mano de Dios y de los hombres, los que ni somos independentistas pero tampoc nos sentimos muy españoles, quizás porqué somos catalanes, cosas de donde nace uno, y que recibimos hostias de todos lados, sin miramientos ni nadie que nos defienda. Sólo nos queda el refugio de la Vita Beata que nos recomendaba Jaime Gil de Biedma:
DE VITA BEATA
En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
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