De manera lenta pero constante, se va abriendo paso un discurso que explica todos los males actuales de la humanidad en base al universo de internet. Hace unos días, un estudio sentenciaba que los adolescentes accedían a publicaciones pornográficas a través de internet a los 14 años. Si cambiamos internet por las revistas de papel, es evidente que no hay novedad alguna en el tema. O es que nosotros de adolescentes no veíamos revistas 'verdes', que se decía entonces; uno de los sitios era en el salón del limpiabotas donde la revista iba dentro de un periódico corriente o una revista digamos seria, o lo mismo más o menos sucedía en la barbería, aunque quizás debería explicarles a los milenials que era un salón de limpiabotas o una barbería. Que lo busquen en Google.
Y lo mismo ha ocurrido con el envenenado debate de las fake news, como si la mentira fuera un advenimiento digital. ¿Nadie recuerda ya las imágenes fake de las armas de destrucción masiva que Colin Powell mostró en el Consejo de Seguridad de la ONU en 2003? ¿O aquel entrecomillado de Aznar en las ediciones de urgencia de los diarios de papel sobre los atentados del 11-M: "ha sido ETA"? Lo único novedoso es que mentir en las redes es más barato y más eficiente, en el sentido que se distribuye más deprisa con menos costes. También es cierto que hay menos filtros, la ausencia digital del reconocimiento a la figura de los editores es una tragedia, pero también hay más transparencia y las falsedades tienen más ojos que las vigilan con posibilidad de denunciarlas. 
Explican en el periódico que La Sala Penal del Tribunal Supremo del Reino de España acaba de sentenciar que "el bitcoin no es dinero". Lo ha dicho a propósito de una estafa practicada con la criptomoneda, pero cuya indemnización se deberá pagar con "moneda de curso legal". Menos mal que no se les ha ocurrido decir que no se podrá pagar con una moneda virtual, porque por ese camino acabarían pidiendo que el condenado fuese a buscar el oro al Banco de España. Cada día, se realizan miles de transacciones en todo el mundo con bitcoins. Las monedas obtienen su valor en el cambio. Las físicas y las virtuales, sino es que consideramos que todas son virtuales en tanto son "representaciones". En fin, que en internet y en las redes hay los mismos males que allí donde puebla el género humano: estafadores, explotadores sexuales, mentirosos,... Y también hay todas las grandezas. Con menos filtros, lo cual a veces es mejor y otras peor, aunque en  este caso, lo mas probables es que La Sala Penal del Tribunal Supremo del Reino de España no sepa exactamente que es el bitcoin, o eso parece a raíz de su sentencia. Siguen sus señorias estàticas ancladas en el siglo XIX, después de cristo eso si.