La Junta de Andalucía, donde gobiernan el PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox, ha retirado de las lecturas recomendadas de bachillerato 'Los girasoles ciegos', de Alberto Méndez. Lo explica llucia Ramis en la vanguardia. 
Los girasoles ciegos, es un libro de relatos sobre la represión franquista ambientados en la Guerra Civil y la posguerra. Y claro, no interesa que los jóvenes conozcan la historia de su país, no vaya a ser que adquieran espíritu crítico. Lo preocupante es que, al saberse la noticia, proliferan quienes dicen que, total, las lecturas obligatorias no sirven para nada, y que no hay mejor modo de odiar una obra que cuando tus profesores te la enseñan. Este es el único libro que escribió el autor, lo publicó Anagrama y en 2005 ganó el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica. Eso uno de esos libros que sin proponérselo  alcanzó casi de inmediato el estatus de “clásico contemporáneo”. El libro fue posteriormente convertido en una película con guión del propio autor y del gran Rafael Azcona.
Se puede leer por entretenimiento, por conocimiento, y cuando ambos se combinan, surge la pasión. Pero es difícil llegar hasta ahí: si lees, eres una rata de biblioteca. Si encima dices que lees, eres un pedante. Si jamás te acostarías con alguien que no leyera, eres un esnob. Para amar algo, tienes que conocerlo. El desinterés –antagónico a la curiosidad– provoca incomprensión, que deriva en rechazo, convertido en miedo y luego en odio: en miedo hacia algo que es incontrolable por desconocido; en odio porque eso da sensación de vulnerabilidad, interpreta lo desconocido como una amenaza o el enemigo.
En vez de cultivarse y estudiar la información para sentirse seguro, el ignorante se reafirma en sus carencias, de las que se muestra orgulloso. Se ampara en los datos falsos que se ajustan a su verdad y en otros miles de ignorantes que desprecian a los que no lo son. Así se hacen fuertes y abusones, cambian las reglas a golpes, se cargan las bases de la civilización.
El desinterés provoca incomprensión, que deriva en rechazo, convertido en miedo y luego en odio. Nada resulta más atractivo para un adolescente que la prohibición, ojalá Los girasoles ciegos sea un best seller. Como estamos convencidos de que los políticos actuales son prácticamente analfabetos (me troncho de risa cada verano cuando salen artículos sobre qué libros se llevan en la maleta o cuando los veo pasear, arrastrando los pies, por la Feria del Libro), pensamos que no tocarán la cultura. Pues no es cierto, de hecho la cultura en todas sus vertientes, es lo primero que censuran los dictadores.