En términos económicos, una “burbuja” define el proceso por el cual un producto o servicio genera, a menudo a causa de la especulación, un interés anormal o incontrolado entre los inversores, compradores o usuarios –y en consecuencia, sube su precio o su uso- durante un periodo prolongado de tiempo. Varios indicios apuntan que en el sector de la tecnología se está produciendo un fenómeno de este tipo de la mano de la inteligencia artificial.
Sendos reportajes publicados en los últimos días por la prensa estadounidense abonan esta hipótesis. The Wall Streel Journal, asi como la Vanguardia, explican el último ejemplo de un reguero de casos con un denominador común: empresas que “venden” sistemas de inteligencia artificial que en realidad son servicios desarrollados en su mayor parte por personas. WSJ explica en un reportaje que la startup india Engineer.ai, una compañía que ofrece una plataforma para desarrollar aplicaciones para dispositivos móviles en muy poco tiempo gracias a la inteligencia artificial, emplea en realidad a un ejército de programadores en India que hacen el trabajo atribuido al software automatizado. El diario denuncia que esta empresa ha logrado más 30 millones de financiación en los últimos meses engañando a los inversores sobre el tipo de tecnología que ofrece.
No es una práctica infrecuente. Muchas otras empresas han intentado “colar” plataformas de inteligencia artificial que en realidad eran productos que funcionaban casi exclusivamente gracias a las manos y las mentes humanas. Un reportaje mucho más extenso y documentado publicado la semana pasada por The New York Times arroja luz sobre los métodos que utilizan las grandes compañías tecnológicas para entrenar a sus sistemas de inteligencia artificial. El artículo explica que en países como la India multitud de personas trabajan para empresas subcontratadas por los gigantes de internet. Su labor consiste en sentarse ante una pantalla de ordenador al menos ocho horas para corregir, supervisar o perfeccionar los sistemas de aprendizaje automático (machine learning) que desarrollan estas grandes empresas.
En cualquier caso, la realidad es que a día de hoy la supervisión humana sigue siendo fundamental para que los sistemas de inteligencia artificial sean eficaces, pese a que muchas compañías presuman de disponer ya de este tipo de tecnología a pleno rendimiento.