Las estadísticas nos dicen que las tasas de nacimientos en España están cayendo en picado. Cada vez nacen menos niños. Cada vez se verán menos niños por las calles. Eso dicen las estadísticas, pero me parece que las Estadísticas no aciertan en su agorera predicción. No será que la gente envejece mejor y vive más años? Hay muchos niños y las parejas jóvenes siguen teniendo hijos, más aún los inmigrantes. Es cierto que las parejas tardan más en tener hijos, pero tienen tal vez de una manera mucho más racional que antes.
Las estadísticas son las que afirman que si yo me como un pollo y tu cabeza, cada uno tendremos comido medio pollo. La verdad es que no me puedo creer esta estadística, no aporto ningún dato objetivo, pero me fío más de mi intuición de la observación del día a día. Las estadísticas confunden a menudo sus deseos con la realidad, como cuando hablan de viejos refiriéndose a personas de 75 años. Las estadísticas está comprobado estadísticamente que se equivocan a menudo.
Acabarán dando la culpa a los jubilados por tardar tanto en morirse, empeñados en cobrar su pensión, porque es aquí donde les duele, que no saben cómo solucionar el problema de las pensiones, y es que cuando se organiza una pirámide sol acabar mal y en estafa, y eso ya hace tiempo que se sabe, aunque no sean capaces o no se atrevan a afrontarlo.
En 2018 hubo en España un total de 372.777 nacimientos. El 2017 393.181 y en junio de este año andábamos en 170.000 nacimientos. De hecho que baje la natalidad es una gran noticia, aunque esto no lo saben detectar las estadísticas, si algo sobra en el planeta es gente, el planeta no puede mantener a tantos miles de millones de habitantes y el descenso de la natalidad es una buena medida para entre otras cosas controlar el cambio climático.
De hecho, las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística, lo que en realidad hacen es preparar una coartada al Gobierno para cuando empiece a meter la mano con esta excusa a la inexistente hucha de nuestras pensiones. El resto poesía.