Galicia prohíbe, a partir de este mismo jueves, fumar en los espacios abiertos donde no se puedan garantizar los dos metros de distancia. Siguiendo su estela, Canarias ha decidido aplicar esta restricción para intentar frenar los contagios de Covidi-19. Mientras tanto, otras comunidades autónomas, como Madrid, Valencia, Aragón, Andalucía, Euskadi o Cataluña también se disponen a poner sobre la mesa de debate esta medida. Primero, recopilando informes técnicos sobre la efectividad. Y, después, valorando su posible aplicación.
La prohibición de fumar como una herramienta para frenar el virus tiene varios porqués. Carmen Diego, neumóloga y secretaria general de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), explica que hay al menos tres razones de peso que sustentan esta decisión. Primero, porque el fumar exhalamos el aire con más vehemencia. Esto provocaría que las gotas respiratorias que expulsamos naturalmente al hablar o al toser salieran disparadas a más velocidad y distancia. Y, en caso de estar contagiados de Covidien-19, estaríamos dando al virus más recorrido para extenderse.
Segundo, porque el mismo gesto de fumar expone a los individuos a un riesgo mayor de contagio. «Los fumadores se tocan la cara entre 200 y 300 veces más que los no fumadores. Esto también implica que pueden entrar en contacto con superficies contaminadas y luego tocarse la cara. O manipular tanto su mascarilla que al final pierden la protección que les proporciona », explica la neumóloga. Y tercero, porque este hábito predispone a los pacientes que, en caso de contraer el virus, puedan desarrollar secuelas más graves. «Los fumadores con Covidien-19 se enfrentan a un pronóstico más grave», recuerda la experta.
Entre los expertos, pues, el debate sobre el humo en las terrazas se inclina contra este gesto. Mientras tanto, en la calle, la discusión entre usuarios y detractores sigue abierta. Como en exfumador no psicópata, la medida me parece inadecuada, de hecho la misma mascarilla es ya de dudoso resultado por sí misma, y la medida de prohibir fumar, en el fondo es una decisión más a lo fàcil y populista de los supuestos expertos epidemiólogos que van perdidos con el virus y no tienen ni idea de que es bueno o es malo. Tantas precauciones que se han tomado aquí y tenemos infectados en todas partes, mientras otros países que se lo han tomado con más naturalidad y sin tantas medidas de protección tienen menos que nosotros. Van perdidos y juegan a prueba error, error prueba todo el tiempo, en un ámbito de y capacidad manifiesta.
Hay que tener en cuenta que un fumador es un drogadicto con la salvedad de que es el propio Estado el que le proporciona (pagando y con creces) la droga, por lo tanto la medida, el veto a fumar, además de inútil e inadecuado, no deja de ser una mera hipocresía más de las autonomías de Galicia (tierra de contrabandistas) y las Islas Canarias, (fabricantes de tabaco) por cierto. Más hipocresía, imposible.
La prohibición de fumar como una herramienta para frenar el virus tiene varios porqués. Carmen Diego, neumóloga y secretaria general de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), explica que hay al menos tres razones de peso que sustentan esta decisión. Primero, porque el fumar exhalamos el aire con más vehemencia. Esto provocaría que las gotas respiratorias que expulsamos naturalmente al hablar o al toser salieran disparadas a más velocidad y distancia. Y, en caso de estar contagiados de Covidien-19, estaríamos dando al virus más recorrido para extenderse.
Segundo, porque el mismo gesto de fumar expone a los individuos a un riesgo mayor de contagio. «Los fumadores se tocan la cara entre 200 y 300 veces más que los no fumadores. Esto también implica que pueden entrar en contacto con superficies contaminadas y luego tocarse la cara. O manipular tanto su mascarilla que al final pierden la protección que les proporciona », explica la neumóloga. Y tercero, porque este hábito predispone a los pacientes que, en caso de contraer el virus, puedan desarrollar secuelas más graves. «Los fumadores con Covidien-19 se enfrentan a un pronóstico más grave», recuerda la experta.
Entre los expertos, pues, el debate sobre el humo en las terrazas se inclina contra este gesto. Mientras tanto, en la calle, la discusión entre usuarios y detractores sigue abierta. Como en exfumador no psicópata, la medida me parece inadecuada, de hecho la misma mascarilla es ya de dudoso resultado por sí misma, y la medida de prohibir fumar, en el fondo es una decisión más a lo fàcil y populista de los supuestos expertos epidemiólogos que van perdidos con el virus y no tienen ni idea de que es bueno o es malo. Tantas precauciones que se han tomado aquí y tenemos infectados en todas partes, mientras otros países que se lo han tomado con más naturalidad y sin tantas medidas de protección tienen menos que nosotros. Van perdidos y juegan a prueba error, error prueba todo el tiempo, en un ámbito de y capacidad manifiesta.
Hay que tener en cuenta que un fumador es un drogadicto con la salvedad de que es el propio Estado el que le proporciona (pagando y con creces) la droga, por lo tanto la medida, el veto a fumar, además de inútil e inadecuado, no deja de ser una mera hipocresía más de las autonomías de Galicia (tierra de contrabandistas) y las Islas Canarias, (fabricantes de tabaco) por cierto. Más hipocresía, imposible.
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