EL DIARIO DE ROSARIO


💬Un desahucio ya es dramático por sí solo, pero lo es aún más si se hace por error y la persona afectada es una mujer de 97 años. Después de más de cincuenta años viviendo en la misma casa de propiedad, Rosario Bravo (1924, Santa Cruz de Mudela, Ciudad Real) poco se imaginaba que un día la echarían de su hogar, tal como ha avanzado RAC1 en el contenedor de esta mañana. Ni a Berlanga se le habría ocurrido una historia tan surrealista como ésta,ni a Berlanga ni a Kafka.
La historia comienza el 19 de febrero, día en que la comisión judicial ejecutó la orden de desahucio del ático 1ª de una finca de barrio de la Torrassa en la localidad de Hospitalet de Llobregat, Barcelona. Para hacerla se puso en contacto con la empresa administradora de fincas del edificio que, como parte representante de la propiedad, acompañó a la comitiva y le indicó la residencia equivocada: el sobreático 1ª. El gestor procesal, procurador y administrador entraron en el piso y cambiaron la cerradura. Por suerte, la anciana, que vive sola en casa desde hace más de una década, estaba pasando unos días con su familia en Terrassa. Le fue de uno o dos días.

Esta es la única buena noticia del relato, que todavía tiene un triste giro en el guion. Cuando la familia se dio cuenta de lo ocurrido y consiguió acceder al piso el martes pasado -tras hacerse con la nueva llave-, descubrió que habían vaciado el inmueble. "Estaba removido y destrozado", detalla su nieta, Laura Caballero. 
Faltaban electrodomésticos, casi todos los muebles, el contenido de algunos armarios y cajones, el dinero ahorrado en efectivo... Pero lo que más echó en falta Bravo fue un diario que llevaba escribiendo desde hacía siete años con la historia de su vida y la familia, incluyendo sus vivencias de la Guerra Civil. Este regalo que le hicieron sus cuatro nietos para que plasmara la infinidad de anécdotas que le gusta explicar en las reuniones familiares fue el primero que buscó cuando entró a su desmantelado hogar.

Rosario, que a pesar de su edad mantiene plenas facultades mentales, aún está asimilando "el desgarro personal" que supone que todas tus pertenencias hayan desaparecido, explica su nieta. "No entiende por qué no están sus cosas y por qué no se las devuelven. 'Todas mis memorias se han ido', nos dice", continúa Caballero. Son todos sus recuerdos, incluida la foto en blanco y negro del día que se casó con su marido en 1950. El hombre murió muy joven, tanto que incluso no llegó a conocer a su hijo . El marco reposaba en la mesilla de noche de la ahora desvalijada habitación -se han llevado incluso los camas-.

La familia está indignada. El motivo no es tanto por la equivocación del administrador de la finca, Fincas Gual -que les reconoció el error casi de forma inmediata, con las consiguientes disculpas, y les entregó las llaves de la nueva¡o cerradura, según explica Caballero - si no por el hecho de que nadie se responsabilice de la desaparición de los objetos.

"Nosotros siempre hemos entendido que se tratara de un error. Ahora bien, una vez se reconoce el error, alguien debe asumir la parte de responsabilidad que le corresponde", señala Caballero. La familia, que ya se ha puesto en contacto con un abogado, lleva desde el martes esperando respuestas, pero se topa una y otra con un arrecife. El acta de la diligencia de lanzamiento del desahucio asegura que el inmueble ya estaba vacío cuando la comisión judicial entró a la vivienda. "No encontrando nadie dentro del inmueble ni tampoco bienes de ninguna clase a reseñar y, por tanto, libre, vacua y expedita, por esta comisión se procede a otorgar la posesión de la misma a procurador", dice el documento al que ha tenido acceso La Vanguardia. Sin embargo, el mismo texto se contradice el señalar más adelante la existencia de pertenencias: "los bienes hallados en el interior se dan por abandonados a todos los efectos". En este texto se escuda el administrador, dice la familia - al cierre del artículo, este diario no había recibido respuesta a la solicitud de declaraciones por parte del abogado de Fincas Gual-. la vanguardia.

Más que buscar culpables, la prioridad de los familiares de Rosario es recuperar "los recuerdos de la abuela". Y, sobre todo, su diario personal. "Cuantos más días pasan más lejos estamos de encontrarlo", afirman con desazón. Por eso hacen un llamamiento a que si alguien encuentra el cuaderno de Rosario Bravo (lleva su nombre en la solapa) se lo haga saber. Son 80 páginas de vivencias que la mujer fue escribiendo con esfuerzo, algunas de ellas aún desconocidas para la familia. "Nunca nos pagarán lo que vale este libro", se lamenta Caballero.

2 comentarios:

  1. Qué canallas: privar de su intimidad y de sus recuerdos a una anciana.
    Un saludo.

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  2. Dicen que ha sido un error, pero encima le han vaciado el piso y se han llevado todos sus recuerdos personales, y esto es irrecuperable.

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