💬El ejército de Estados Unidos cuenta cada vez con más mujeres y, sobre todo, más mujeres negras. Su pelo afro, para éstas, es una señal de identidad que debían reprimir al vestir el uniforme. Existían unas normas estrictas de peluquería, aunque algunas supusieran un verdadero peligro. En el caso de pelo largo, sólo se permitía el moño. Los rizos naturales de las afroamericanas hacían que se convirtieran en promontorios que, al agacharse en posición de combate, el casco no encajaba, se les iba hacia delante y les impedía disponer de visión.
Este viernes pasado entró en vigor una actualización de las regulaciones, que afecta a unas 127.000 uniformadas. Por primera vez se permitirá el cabello suelto, más o menos. Se parte del principio de que se puede ser soldado y además ser una misma. La moda se extiende de un lado al otro del estilo. A las mujeres se les deja raparse la cabeza o lucir pelo largo en una cola de caballo, combinaciones que estaban excluidas. Incluso se acepta que estas colas sean largas al entrar en acción si el tradicional moño interfiere con el equipamiento. También podrán llevar mechas, usar pintalabios de tonos neutros o poco llamativos y recurrir al esmalte de uñas "siempre que no sean excéntricos, exagerados o caprichosos". Los pendientes sí, excepto en entrenamiento y combate. Y, por primera vez, se incorpora una guía sobre lactancia, facilitando que las soldados vistan una camiseta especial debajo de su traje de trabajo. Una serie de normas que para alguien distante parecería que ya estaban en vigor hacía tiempo, pues no, para lucir una cola de caballo las mujeres soldado han tenido que esperar al año 2021.
Es el signo del cambio de los tiempos. Alude, entre otras razones más allá de la igualdad, en cuestiones de defensa nacional. No hay suficientes hombres para hacer este trabajo. Así que, si hubo reticencias por incorporarlas a ellas por restricciones de este tipo, hoy se las invita a reclutarse. El Pentágono ha desarrollado una especial confianza en las mujeres negras. Ellas son un tercio del total de uniformadas cuando a nivel civil su porcentaje no supera el 15%. Las afroamericanas, por la tradicional poco atraídas por esta profesión, han descubierto de pronto un lugar de oportunidades. La próxima batalla, sin embargo, será la de los hombres para poder dejarse la barba sin la justificación religiosa. Quieren trascender a la era del mostacho.
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