La campaña para las elecciones de Madrid, cuyo tono general abochorna, porque los extremos, para no desaparecer, han impuesto su radicalismo primario, y binario entre comunismo y fascismo. UP comprende y apoya a “grupos antifascistas” que revientan con violencia mítines de VOX, al que consideran parte de “la derecha criminal” cuando se trata de un partido legal con perfecto derecho a exponer su ideario, mientras la candidata de VOX se jacta de haber expulsado de un debate al candidato de UP y vaticina que pronto también le echarán de la política nacional, como hemos sabido que así será a partir de ayer por la noche. Los extremos son diferentes pero se tocan. En la campaña han sobrado descalificaciones toscas y no se han debatido ni ideas ni programas. Los sobres con balas son un paso más que nos desliza hacia la infamia. Que en los debates falten ideas y sobren insultos y eslóganes es algo a lo que por desgracia estamos acostumbrados. 

Nuestros políticos son de bajo nivel intelectual y algunos también de baja catadura moral. Pero son los que hemos elegido y hay que respetarlos hasta que los cambiemos por otros. Deberíamos exigirles, eso sí, que aprobaran todos un cursillo de Democracia, cuatro ideas sobre el respeto por el adversario, la división de poderes, el estado de Derecho, las libertades y derechos individuales, la importancia de negociar las diferencias y no imponer la propia voluntad. Y aprovechar para explicarles también cosas tan básicas como que no es democrático violar las leyes que no gustan ni desobedecer la Constitución, organizar referendos ilegales o promover la desobediencia civil. Porque al despreciar los usos democráticos los políticos están atizando la polarización creciente que vivimos, un frentismo que querríamos olvidar y que no augura nada bueno, como se ha demostrado con la victoria aplastante de ayer en la Comunidad de Madrid de un ser execrable y amoral como Isabel Díaz Ayuso. Es la economia estùpidos ha sido la bandera de Isabel Díaz Ayuso, Libertad, salvar la economía por encima de todo, y si bien Ayuso ha salvado negocios, lidera con mucho las muertes de ancianos y los contagios. Aunque igual ese es un detalle sin importancia, ya advertia Bartolomé Soler a Gironella que los muertos no se cuentan.