Nuestros políticos son de bajo nivel intelectual y algunos también de baja catadura moral. Pero son los que hemos elegido y hay que respetarlos hasta que los cambiemos por otros. Deberíamos exigirles, eso sí, que aprobaran todos un cursillo de Democracia, cuatro ideas sobre el respeto por el adversario, la división de poderes, el estado de Derecho, las libertades y derechos individuales, la importancia de negociar las diferencias y no imponer la propia voluntad. Y aprovechar para explicarles también cosas tan básicas como que no es democrático violar las leyes que no gustan ni desobedecer la Constitución, organizar referendos ilegales o promover la desobediencia civil. Porque al despreciar los usos democráticos los políticos están atizando la polarización creciente que vivimos, un frentismo que querríamos olvidar y que no augura nada bueno, como se ha demostrado con la victoria aplastante de ayer en la Comunidad de Madrid de un ser execrable y amoral como Isabel Díaz Ayuso. Es la economia estùpidos ha sido la bandera de Isabel Díaz Ayuso, Libertad, salvar la economía por encima de todo, y si bien Ayuso ha salvado negocios, lidera con mucho las muertes de ancianos y los contagios. Aunque igual ese es un detalle sin importancia, ya advertia Bartolomé Soler a Gironella que los muertos no se cuentan.
Redefiniendo el embrión humano
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Iñigo de Miguel Beriain, investigador del Grupo de Investigación en
Ciencias Sociales y Jurídicas aplicada...
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