“Mi poca fe es solo para la gente honesta que no tiene patria” - ¿Edad? Escasa. Soy de Barcelona. Soy abogado. Casado con Ana, tenemos dos hijos, Pau (21) y Javi (19). ¿Política? No nos va a mejorar. ¿Religión? Ateo, pero si hay Dios no estaré en contra. Me gusta beber, fumar y hablar con mujeres, entreno en un ring y escribo sobre rock&roll - Javier Melero - abogado.

Quedamos con Melero en Belvedere, su coctelería de cabecera (sin desmerecer ninguna otra de las del Eixample barcelonés, su pueblo , donde le fían en las tiendas y le saludan al pasar). Desfilan con sus nombres esas coctelerías, bares, restaurantes y algunas personas en escenas (tórridas varias: ¡esa cita con una juez...!) de Cambalache (Ariel), relato con hechuras de novela que narra peripecias suyas “en la España de Pujol”. Veo a un abogado matador con querencia a bares para destensarse de tribunales, a un Bogart, a un cronista curioso por naturaleza (y casi temerario), ilustrado y sarcástico, a un descreído al que salvan del nihilismo unas pocas complicidades humanas... y todos los placeres que la vida nos brinda sin querer. Víctor M.Amela le entrevistó en la vanguardia.

- De dónde viene su familia?

Jordi Pujol lo pregunta siempre: del Matarranya, Teruel.

- ¡Nuestra Toscana!

Pujol me bendice como catalán integral porque allí hablan catalán, que llaman chapurreau . Pero yo soy del Eixample, y no podría vivir en otro sitio.

- Evoque una escena de su niñez.

Cine Oriente, verano: una película del Oeste, se descorre el techo... y veo las estrellas.

- ¡Cine de verano en pleno Eixample!

Luego fue cine X , hoy sex shop : el mundo va a peor, aunque no voy a dramatizar..., considerando que venimos de Auschwitz.

- ¿Que quería ser de mayor?

Historiador. De historia hablo con Jordi Pujol: que si Pétain, que si De Gaulle, que si el káiser Guillermo II era o no era homosexual... ¡Ah, qué charlas más buenas!

- ¿Desde cuándo Jordi Pujol y usted se ­conocen?

En 1976 yo tenía 18 años, era botones en Banca Catalana... y me tocó llevarle un sobre. Me preguntó mi apellido, de dónde era...

- ¿Qué pensaba usted de Jordi Pujol?

Que era un burgués y un borde. De joven no había nadie más a la izquierda que yo.

- ¿Qué impresión se llevó de Pujol?

Un hombre solo.

- ¿Y qué impresión tiene hoy de él?

Un hombre solo.

- Tiene familia.

Pero no tiene grandes aptitudes como padre, marido, tío, hermano: las tiene únicamente para las ideas, la política, la historia...

- ¿Cuándo volvió a tratarle?

Trabajé en los 90 en una institución de la Generalitat y me tocó escribirle un discurso: apenas lo retocó (solo cambió “España” por “Estado español”). Y, ya desde el 2012, como abogado, he llevado casos de su familia.

- Por cierto, habrá juicio a la familia Pujol como “organización criminal”...

Qué soplapollez: que dos familiares delincan no implica previo concierto para delinquir.

- ¿Qué ha sido lo más duro para Pujol?

Uno: soñaba que su hijo Oriol le sucediera, y se derrumbó al verle apartado de la política por el caso ITV... Y dos: difundir su propia confesión pública en el mes de julio del 2014.

- Pedía perdón por haber ocultado pasta.

Le desaconsejé confesar, ¡que aquí solo perdonamos a los muertos! Pero siguió adelante.

- ¿Por qué cree usted que no le hizo caso?

Como campeón de la moralidad pública que él había proyectado ser... sintió sobre sí el enorme peso de la culpa, junto al imperativo de contrición, dada su formación cristiana.

- ¿Tiene Pujol más dinero escondido?

Cinco millones de euros, confesó, y no hay más. Cada catalán creerá lo que desee, claro.

- ¿Esa confesión detonó el procés ?

Lo detonó que desde el 2003 Pasqual Maragall pretendiese adelantar a Pujol por el carril del nacionalismo. Eso provocó dos cosas: se fundó Ciudadanos y Pujol se extremó.

- ¿Hacia el independentismo?

Sí, en competencia con ERC. Y esa puja nacionalista... le dio mucha vida a Ciudadanos.

- ¿Le tentaron para meterse en política?

Soy narcisista, insolidario y no me va el trabajo en equipo: ¡no funcionaría, está claro!

- Y defendió a dos consellers independentistas en el juicio del procés , en el 2019.

Meritxell Borràs, absuelta: no desvió recursos al 1-O. Quim Forn: cárcel por sedición.

- “Juicio justo, sentencia injusta”, opinó.

Lo dice Amnistía Internacional: el juicio fue un artefacto procesal impecable. Pero... ¿sedición? ¡No! El 20-S y el 1-O solo hubo disidencias masivas sin violencia suficiente.

- ¿En España hay o no hay justicia?

Hay justicia. Mejorable, siempre. Mire, los políticos nacionalistas catalanes hicieron su gran aportación: el juez Pascual Estevill...

- Insuperable corrupto, sí. Y, oiga, ¿es usted un nacionalista español?

Quite, quite... Una nación –y me acojo a Renan– es un grupo de personas mintiendo colectivamente sobre su pasado.

- Pero ahí está ¡España!, ahí ¡Catalunya!

Mitos ordeñados en el siglo XIX. Cada nación ridiculiza a otras, y todas tienen razón.

- El 80% de catalanes, autodeterministas.

¡Qué mentira! Un fake repetido machaconamente... hasta que un día un 80% imploremos ¡por puro agotamiento! un referéndum.

- Con un Estado propio, ¿los catalanes mejoraríamos nuestro bienestar?

¡Gran acto de fe! Mi poca fe la reservo para mis hermanos filosóficos de los bares y para la gente honesta que no tiene una patria.

- Los españoles, ¡qué desastre!, le dirán.

Tras la muerte de Franco he compartido fraternalmente con compatriotas luchas, ilusiones, decepciones, engaños: ¿convertiré hoy a mis hermanos en extranjeros? ¡Nunca!

- Resuma sus principios, Melero.

Entre la persona y sus ideas..., ¡la persona! Y sin tomarnos muy en serio, por supuesto.

- ¿Avanza el mundo, Melero?

Se va a tomar por culo, como siempre, pero tampoco eso tiene demasiada importancia.

- Algo juzgará importante, Melero...

Sí, unas piernas muy largas en la penumbra (cuando no había pubis depilados).