Los horarios de este país son realmente fuera de lugar. Se va a dormir tarde, nos levantamos temprano, comemos a destiempo, estamos muchas horas en el trabajo y a pesar de ello producimos poco. Dormir la siesta está muy mal visto. Si lo haces eres un verdadero crápula, una marmota laboral, un parásito, un incívico insolidario... Ya puedes producir, esforzarte, demostrar resultados y ser el empleado del mes en el garito de McDonalds, que eso siempre te va a perseguir. En cambio, si dices que acabarás tarde, muy tarde, de noche, bañado en sudor y horas extras, esta es la prueba definitiva de tu ejemplaridad. Nadie va a cuestionar si has estado, simplemente, calentando la silla.

La siesta correcta y más generalizada consiste en descansar algunos minutos (entre veinte y treinta, en general, aunque puede durar un par de horas) después de comer, y aprovechar un ligero sueño con el propósito de reunir energías para el resto de la jornada. Otra cosa sería la siesta preconizada por Camilo José Cela, de pijama y orinal de un par de horas que hace que te levantes a menudo con dolor de cabeza y medio atontolinado. En mi caso, la siesta es de una hora, de dos a tres, tumbado en el sofá, pero sin pijama ni orinal.

La siesta no es patrimonio de España, se practica también en Latinoamérica, China, Taiwán, Filipinas, India, Grecia, Oriente Medio y África del Norte, según he encontrar recabando información, aunque en la línea del tópico está considerada básicamente Española. En muchas empresas de EE.UU. recomiendan a sus ejecutivos la siesta como medida terapéutica y reparadora para quitarse el estrés del trabajo y recuperar así fuerzas y lucidez de cara al resto de la jornada, e incluso les facilitan espacios donde practicarla. De hecho, si es cierto que por el tipo de alimentación copiosa de la comida de los españoles a diferencia de horarios y ingesta del resto de países europeos, parece más lógico se practique aquí que comemos en general a salto de mata y no precisamente de manera frugal. Se supone que seguimos la famosa y desconocida dieta mediterránea que se ve que alguien practica en nuestro país, pero en la práctica, desayunamos poco, comemos mucho y tarde y cenamos demasiado, antes de ir a dormir.

En casa somos antiguos, o europeos, depende de cómo se mire:desayunamos a las 8, comemos a las doce y media, merendamos a las cinco (pan con chocolate) y cenamos a las siete y media, y a las 10 a dormir (salvo si juega el Barça), que esto de los horarios del fútbol sí que es un auténtico desbarajuste, ¡ah! y levantarse a las 6:12 (esto es cosa de la jefa). Yo soy de los partidarios de suprimir la comida del mediodia (almuerzo) y dividir el día en dos comidas, un buen desayuno de cuchara o tenedor sobre las diez de la mañana y una buena cena sobre las siete de la tarde. Comer al mediodía, además de una pérdida de tiempo productivo, la comida provoca una ñoña después que casi obliga a hacer la siesta aunque no apetezca, sobre todo en verano con el calor.