La parte de los crímenes de 2.666 de Bolaño la leí en el hospital en la agonía de mi suegra, y me impactó la frialdad terriblemente aséptica de como narraba Bolaño los feminicidios de Santa Teresa (Ciudad Juárez). Bolaño habla de un caso de 1997, cuando aquí ni tan siquiera sabíamos que existia la violencia de género, sinó que en muchos caspos la justificábamos.

....El último caso del año 1997 fue bastante similar al penúltimo, sólo que en lugar de encontrar la bolsa con el cadáver en el extremo oeste de la ciudad, la bolsa fue encontrada en el extremo este, en la carretera de terracería que corre, digamos, paralela a la línea fronteriza y que luego se bifurca y se pierde al llegar a las primeras montañas y a los primeros desfiladeros. La víctima, según los forenses, llevaba mucho tiempo muerta. De edad aproximada a los dieciocho años, medía entre metro cincuenta y ocho y metro sesenta. El cuerpo estaba desnudo, pero en el interior de la bolsa se encontraron un par de zapatos de tacón alto, de cuero, de buena calidad, por lo que se pensó que podía tratarse de una puta. También se encontraron unas bragas blancas, de tipo tanga. Tanto este caso como el anterior fueron cerrados al cabo de tres días de investigaciones más bien desganadas. Las navidades en Santa Teresa se celebraron de la forma usual. Se hicieron posadas, se rompieron piñatas, se bebió tequila y cerveza. Hasta en las calles más humildes se oía a la gente reír. Algunas de estas calles eran totalmente oscuras, similares a agujeros negros, y las risas que salían de no se sabe dónde eran la única señal, la única información que tenían los vecinos y los extraños para no perderse".

Así termina La parte de los crímenes en 2666 de Roberto Bolaño, diluyendo todo el horror en la cotidianeidad de la vida.
Los que buscamos fantasmas no los encontraremos. Los que buscamos literatura, tampoco. Bolaño utiliza en este texto una realidad tan contundente que acaba por entorpecer nuestros sentidos de lectores. ¿Debemos, mientras leemos la parte de los crímenes, centrarnos en los asesinatos (realidad), o en las historias (literatura) que se desarrollan alrededor de estos? ¿Hay por parte de Bolaño una búsqueda intencionada de cansar, por acumulación, al lector, de aturdirlo con una realidad a la que no podemos enfrentarnos? Es esa crueldad inhumana, oculta, irresoluble e imparable uno de los motivos de la obra de Bolaño. Es como la frialdad del forense realizando una autopsia mientras narra de manera desapasionada el estado del cadáver. 
En La parte de los crímenes, Bolaño escoge una curiosa forma de mostrárnosla, apelando a nuestra memoria, a lo fácil que olvidamos y a lo necesario que es no hacerlo. Recordemos.


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