CIUDADES VACÍAS


Los profetas de nuestro tiempo, se dedican, entre otras cosas, a vaticinar qué profesiones van a desaparecer por la imposición, y el desarrollo de la IA. Una revista dedicada a la divulgación científica decía, recientemente, que serán las de educación, periodismo, diseño gráfico, finanzas e ingeniería de programación. Las tres últimas pueden resultar obvias, ya que en muchos casos, ellas mismas utilizan ya programas informáticos con fórmulas complejas capaces de aprender autónomamente de los errores.

Sin embargo, se dejan los profetas, una serie de profesiones que la perfección creciente de los sistemas expertos que van elaborando los informáticos, harán irrelevantes: notarios y registradores, parte de la judicatura -aquella que resuelve responsabilidades de seguros altamente tasadas o siniestros viarios cuyas coordenadas puedan ser relacionadas por las máquinas-. Tampoco tendrá sentido la existencia de pilotos y todo tipo de transportistas, - Itaxistas incluidos - los farmacéuticos, la parte más mecánica de la medicina, es decir, la cirugía. En realidad aún no somos conscientes de como se va a alterar todo nuestro entorno. No sabemos si ya no habrá supermercados, ni pequeño comercio, restauración, si todo serà on line. El hecho de vivir casi recluidos en nuestras viviendas es una posibilidad a contemplar, y viajar low cost, una posibilidad remota. Las ciudades quedarán vacías, o casi.

Los profetas obvian que posiblemente si esto realmente sucede tal y como prevén, la humanidad tendrá que volver a los orígenes, a los pueblos, a vivir de la ganadería y la agricultura, abandonando las grandes urbes. Ya sé que estoy exagerando, pero los profetas también. Como en todo en la vida hay un término medio, y posiblemente deberemos acostumbrarnos en un futuro, a que la mitad de la población no trabaje en toda su vida, y sea el Estado quien deba mantenerlo. Y eso sí que preocupa. Me veo a venir una extinción masiva, ojo que la Covid19 no fuera sólo una prueba, para irse preparando. Mantener a tantos indigentes de por vida, no es propio de un Estado que se precie.

Me temo que nada de eso sucederà, porqué la humanidad sabe adaptarse a los nuevos tiempos, a las nuevas formas de vivir. Pero eso de jugar a catastrofista apocalíptico por un dia está bien. Es divertido.

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