Los Mossos d'Esquadra han vigilado de cerca a 300 ladrones multirreincidentes en el último año. Esto ha ayudado a reducir los hurtos un 26% y los robos con violencia un 13%. Además, aumentaron las detenciones y también creció el porcentaje de investigaciones resueltas. Sin embargo, nueve de cada diez detenidos por robo vuelven a la calle tras pasar por el juzgado. La tarea policial, pues, choca con un muro, pero al menos los Mossos subrayan que han alejado a muchos de los multirreincidentes de Barcelona.

Comentaba hace tiempo la condena a un año de prisión de un vagabundo que con cierta violencia había robado media barra de pan. Esto de las condenas va como va y depende a menudo del juez y lo que quiera expresar o condenar en su decisión. En este caso, dice el sr. Juez que la condena ha sido sobre todo por la conducta violenta e intimidatoria del hombre, dado la dependienta explicó que de no haber sido por la violencia igualmente le habría dado la barra.

No es éste uno de esos casos que crean inseguridad ciudadana, de hecho, parece que la percepción de inseguridad por parte de la ciudadanía ha disminuido desde el año anterior y el otro en que estaba la psicosis instalada de los robos silenciosos y de las mangas por la calle.

Rateros o manchas siempre ha habido e incluso muy profesionales, auténticos artistas que te tomaban la cartera con una gran habilidad, y esto se estudiaba, no en la escuela obviamente, pero un “carterista” era un señor que estudiaba para conseguir la habilidad suficiente con los dedos para robarte la cartera sin que ni siquiera te dieses cuenta, o sea como el Gobierno pero con finezza.

Hace unos años, un corto de esos que salen los periódicos tenía un titular sorprendente: ”20 años de cárcel por robar una pizza a un niño”, de entrada uno se dice: ¡caramba! estos americanos (estaba en Miami) hacen un grano demasiado, pero después curioseando por internet, resulta que este ladronzuelo llevaba acumuladas muchas pequeñas condenas por robos del estilo de éste o similares y en un momento determinado el juez decidió sumarle todas las condenas y al acumularlas condenarlo a estos veinte años, en el bien entendido que el individuo era incorregible y al no haber nada que hacer, lo mejor era enviarlo dos decenios al trullo porque se lo repensés.

Puede parecer algo exagerado, pero he leído casos en Barcelona de ladronzuelos que han sido detenidos incluso setenta u ochenta veces, o más por hurtos menores. Y esto no puede ser. Parecería razonable enviarles una temporada (no hace falta veinte años tampoco) al trullo, y sino a alguien que les enseñas a robar como Dios manda, que en esto también se ha perdido el oficio. De hecho un tipo al que pillan setenta u ochenta veces debería ir a la cárcel más que por ladronzuelo, por inútil.