EL ENIGMA DEL BRUCH

El cuartel de Pedralbes conserva una de las legendarias máquinas de cifrado de mensajes que Hitler envió a Franco. Se expondrá al público durante las puertas abiertas del 2, 3 y 4 de junio y algunos visitantes podrán incluso manipularla - Xavi Casinos - lavanguardia.com


La máquina Enigma es un icono de la Segunda Guerra Mundial. Era la máquina con la que la Alemania nazi enviaba sus mensajes mediante un cifrado que fue imposible de descifrar por los aliados hasta que el matemático británico Alan Turing lo consiguió en 1943. ¿Le gustaría contemplar de cerca una de esas legendarias máquinas e incluso cifrar y descifrar un mensaje con ella? Pues tendrá su oportunidad los próximos 2, 3 y 4 de junio durante las jornadas de puertas abiertas en el cuartel de El Bruch.

Un modelo original K723 de la máquina Enigma es la joya de la corona del Batallón de Transmisiones IV/22, que la conserva en perfecto estado de funcionamiento desde 2007, junto con otras piezas históricas de las telecomunicaciones militares. Este batallón tiene su mando y plana mayor en el cuartel de Pedralbes.

La primera máquina Enigma se remonta a 1923, cuando la fabricó una compañía berlinesa tras adquirir una patente holandesa

La primera máquina Enigma se remonta a 1923, cuando la fabricó una compañía berlinesa tras adquirir una patente holandesa. Fue concebida inicialmente para uso comercial, hasta que el ejército alemán la adoptó para transmitir sus mensajes con la máxima seguridad. En 1936, Hitler envió un lote de máquinas Enigma a Franco, como parte de la contribución alemana al bando golpista. De este modo, la Guerra Civil española se convirtió en el primer campo de ensayo de las Enigma en un conflicto bélico.

Tras la guerra, las máquinas fueron retiradas del servicio y abandonadas en un almacén del Cuartel General del Ejército, hasta que hace unos años fueron localizadas y convertidas en piezas de museo. La K723 de El Bruch fue una de las últimas que llegaron a España, por lo que, si se llegó a utilizar en la Guerra Civil, fue a finales de la contienda.

Las Enigma enviadas por Hitler a Franco no eran tan sofisticadas como las utilizadas por Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Para cifrar los mensajes, estaban dotadas de varios rotores y otros mecanismos que proporcionaban más de 1,8 millones de combinaciones de letras posibles. La K723 tiene tres rotores intercambiables de 26 caracteres, pero las utilizadas por los nazis llegaron a tener cinco, lo que multiplicaba las opciones de cifrado e hizo prácticamente imposible su descifrado. Hasta que la mente privilegiada de Turing rompió el código, lo que se estima que acortó dos años el fin de la guerra.

Los próximos viernes, sábado y domingo de puertas abiertas en El Bruch, los visitantes podrán contemplar la Enigma en el patio del acuartelamiento, y algunos hasta tendrán la oportunidad histórica de experimentar con ella.

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