Están dos peces nadando uno al lado del otro cuando se topan con un pez más viejo nadando en sentido contrario, ¿quién les saluda y dice, "Buenos días, chicos, como está el agua?" Los dos peces siguen nadando hasta que después de un tiempo uno voltea hacia el otro y pregunta "¿Qué demonios es el agua?". Este es un requisito estándar para los discursos en las ceremonias de graduación, el uso de una pequeña y didáctica historia. El cuento de David Foster Wallace resulta ser uno de los métodos más ejemplares y menos tediosos del género, pero si creen que planeo presentarme aquí como el pez viejo y sabio que les contará a ustedes, jóvenes peces, qué es el agua, por favor no lo hagan. No soy el pez viejo y sabio.
El punto de la historia de los peces es simplemente que las realidades más obvias e importantes son a menudo las más difíciles de ver y sobre las que es más difícil hablar. Este mismo cuento valdría para el mundo que nos toca vivir, donde la tecnología se ha apoderado de nuestras vidas y nos permite creer que somos más dueños de nuestro mundo que nunca, que nos ha apoderado como jamás habríamos pensado, que tenemos más acceso a la información que en otro tiempo y que nos hace la existencia más fácil y mejor. Pero deberíamos ser más prudentes, saber utilizar la tecnología en su justa medida y no dejar que gobernara nuestras vidas.
Estamos a punto de entrar en el año 2024. Queda ya muy lejos, el año 1984 de Orwell. Mi propósito de año nuevo a estas alturas ya no es hacerme mayor, ya lo soy, ni más sabio. Pero en tiempos de griterío, como el presente, sigue guardando relación con la libertad de pensar, decir y escribir lo que a uno le apetezca, acompañado del compromiso de leer y escuchar lo que les apetezca decir y escribir a los demás. Intentar no elegir bando para ganar seguidores o renunciar al matiz, a pesar de ser consciente de que la equidistancia sale muy cara. No olvidéis, que, como decía Foster Wallace, la vida no es más que una broma infinita. Mientras tanto, pues, os deseo que tenga un feliz año nuevo y que se cumplan vuestros propósitos.