LA IA ENTRA EN LA COCINA

Amazon planea lanzar este octubre una versión renovada de su asistente virtual Alexa, que llama internamente Remarkable. El nuevo Alexa contará con los modelos de lenguaje Claude de la empresa emergente californiana Anthropic, en detrimento de los modelos de Amazon que, según fuentes anónimas de la empresa, no estarían dando los resultados deseados. Amazon tiene la intención de cobrar entre 5 y 10 dólares al mes por el nuevo Remarkable mientras que la versión actual de Alexa seguirá gratuita. Alexa salió al mercado en 2014 como una herramienta para facilitar las compras online e integrar el comercio electrónico en los hogares, pero a pesar de los esfuerzos de Amazon, la mayoría de usuarios todo lo que hace es poner música o preguntar qué tiempo hará. Y no es que la gente no compre en Amazon. Se estima que entre todos nos gastamos cerca de 1.500 millones de dólares al día. El problema es que resulta mucho más fácil comprar online, donde puedes ver el producto, compararlo con otros y ver sus valoraciones, que en Alexa. El nuevo Alexa será más Her que un vendedor. Y por eso venderá. La voz es el interfaz más natural para interactuar con sistemas de información humanos, pero no el más eficiente para interactuar con sistemas de información artificiales. Intente mantener una conversación sencilla con Alexa o Siri y verá cómo acaba a gritos. Pero esto podría cambiar. Los últimos modelos grandes de lenguaje (LLM) de OpenAI, Google, Meta y Anthropic —el Claude en cuestión— sorprenden por la gran capacidad de interpretar el habla y la naturalidad de sus respuestas; con pausas, cambios de tono, interjecciones y otros recursos prosódicos que las hacen indistinguibles de las de un humano.
No quiere decir que sean inteligentes, que comprendan lo que les decimos y que razonen, pero sí que el nivel es lo suficientemente alto como para que nos lo parezca. 
En 2017 el periodista de New York Times Mark Weaver realizó un pequeño experimento con Alexa y su hija Grace de 3 años. El primer día, la pequeña fue descubriendo que le podía pedir de todo: que le contara un cuento, que le pusiera música y qué tiempo hacía. Al día siguiente fue a quien primero dio los buenos días y de alguna manera, pese a no saber ni leer ni matemáticas, descubrió que se podían comprar cosas: “Alexa, cómprame arándanos”. Pero el salto cualitativo fue cuando Grace pasó de preguntar cosas a dejar que Alexa decidiera por ella: de ¿qué tiempo hará hoy? a “¿qué me pongo hoy?”. Y de recomendar, este algoritmo sabe mucho. 

La killer app de Remarkable será la conversación. Un chatbot que, ahora sí, responde de forma coherente a lo que le decimos, que percibimos como inteligente, que es omnipresente y que aprende de nuestros gustos es más cercano a la protagonista de Her que a la página principal de Amazon.
 Es en esta grieta emocional donde los ingenieros, sociólogos y psicólogos de Amazon abocarán sus esfuerzos para que nos recomiende lo que ponernos. 
Josep Maris Ganyet en la vanguardia. com.


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