BLOG DE FRANCESC PUIGCARBÓ

VIEJUNOS

Un insulto de lo más común hoy en día: viejuno. Utilizado para referirse a alguien o algo como rancio, trasnochado, arcaico, inservible. Escupido sirve para negarle a cualquiera toda legitimidad en una discusión. El viejuno, se supone, ha dejado de entender el mundo. En consecuencia, su opinión no merece más que el desprecio. - Josep Martí Blanch.

La guerra al viejuno para demolerlo no obedece al conflicto intergeneracional. Nada tiene que ver con los años. Hay gente de todas las edades utilizando el término para ridiculizar a terceros. Esta misma semana algunos lectores entrados en años se referían al filósofo Gregorio Luri como viejuno por reivindicar algunas ­ideas de lo más clásicas para mejorar el nivel de la escuela en una entrevista en estas mismas páginas. Viejuno, a eso se reducía la crítica. Uno califica con convicción a alguien como tal y ya nada hay que discutir con él. Su opinión no merece ser escuchada. Puede desdeñarse sin más.

Decía Chesterton, la cita no es textual, que la diferencia entre un conservador y un progresista radica en su modo de actuar cuando en un paseo por el campo encuentran una valla en medio del camino. El progresista corre a quitarla, pues entiende que ese estorbo es del todo innecesario y dificulta el libre circular del caminante. El conservador, en cambio, necesita pensar el motivo por el cual ese vallado está precisamente ahí y no en otro lado. Y solo cuando cree tener una respuesta satisfactoria está en condiciones de decidir si ha de quitarse o, si por el contrario, es mejor que permanezca en su sitio. Añadimos por nuestra parte que el reaccionario, en esta historia, sería el que está obsesionado en mantener todas las vallas en su lugar al precio que haga falta, pero sin ningún interés en cuestionarse su finalidad y utilidad. Simplemente por que sí. Por narices.

El progresismo acrítico, entendido a la manera de Chesterton: ¡vallas fuera!, lleva décadas ganando la batalla en Occidente en el ámbito cultural. Y justo cuando ha empezado a vislumbrarse una respuesta conservadora cada vez más desacomplejada, es cuando ha sido necesario sacar del armario el término viejuno para desacreditar el intento de devolver algún cercado al lugar en el que estaba antes de que la riada progresista de los últimos cincuenta años se lo llevara por delante. Que una parte de ese nuevo sentir conservador anide, como apuntan reiteradamente los estudios de opinión, entre los más jóvenes confirma que no estamos hablando en términos generacionales, sino ideológicos. Para entendernos, hay cincuentones y sesentones para los cuales el viejuno es el hombre o la mujer joven de veinticinco años que no comulga con sus ruedas de molino.

Estamos en el 2024. Algunas de las ideas que siguen defendiendo quienes utilizan viejuno como insulto llevan muchas décadas siendo plenamente hegemónicas en términos gramscianos. El camino es y está como ellos decidieron. Así que quizás ha llegado el momento de cambiar la asignación de roles. En la escuela, que nos sirve de hilo conductor, el progresismo pedagógico es hoy en realidad el verdadero exponente de lo reaccionario. Un mantenella y no enmendalla a cualquier precio, con independencia de los resultados. Ni que decir tiene que el ejemplo de la escuela es aplicable a muchos otros ámbitos de nuestra sociedad.

Progresismo y conservadurismo comparten, al menos, una mirada activa sobre la valla en medio de un camino. Los primeros quieren quitarlas todas, los segundos, solo algunas. Pero únicamente el reaccionario, da igual que sea de izquierdas o derechas, aborrece en términos absolutos cualquier posibilidad de cambio. Lo verdaderamente difícil en el presente es identificar a estos últimos. Pues muchos de ellos se nos presentan como adalides de lo más moderno e incluso como revolucionarios. Escupen al cielo la palabra viejuno y el cielo les devuelve el insulto en su rostro. Ellos, los verdaderos y trasnochados viejunos. Aferrados a ideas ya probadas y fracasadas que se empeñan en seguir vendiéndonos como nuevas y como símbolo de progreso.


-

0 Comentarios:

Publicar un comentario

más
CRÒNIQUES DE GAZA - THE ELECTRONIC INTIFADA