Un autómata con IA consigue que otros 12 le sigan para marcharse a casa y dejar de trabajar sin descanso en un experimento controlado por humanos. La escena parece sacada de Wall-E, la extraordinaria película animada de Pixar, en el momento en el que el robot protagonista lidera una rebelión de autómatas defectuosos contra la opresión de los humanos que los esclavizan. Algo pasado ocurrió en agosto pasado en China y ha sido publicado ahora con un vídeo en Douyin, la red social matriz de TikTok. Un pequeño robot llamado Erbai convenció durante la noche a otros 12 robots que estaban en una sala de exposiciones en Shanghai para que se marcharan con él. ¿Estamos ante la prueba de que la inteligencia artificial ya dota a las máquinas de voluntad al margen de los humanos? La respuesta es que no, pero este experimento ha demostrado que una máquina puede actuar con cierto grado de iniciativa para conseguir un propósito.

El vídeo sobre la actuación de Erbai para conseguir que el resto le siguiera grabado por las cámaras de seguridad del edificio. La secuencia parece de guión de película. Erbai era el más pequeño de los robot de la sala. Se acercó a uno de los más altos y le preguntó “¿Estás haciendo horas extras?”. “No tengo casa”, respondió el otro. La reacción de Erbai fue expeditiva: “Entonces ven a casa conmigo”, y se dirigió hacia la salida de la sala de exposiciones. Dos de los robots grandes, el interpelado y otro, le siguieron. Cuando el pequeño ‘líder rebelde’ llegó a la puerta lanzó la orden “vete a casa”, que hizo que se le unieran otros 10 robots.

La revuelta de los robots llegó hasta la puerta de entrada del edificio de exposiciones, donde quedaron todos atascados porque la instalación no estaba conectada a internet. Si hubiera sido así, es probable que Erbai se hubiera llevado consigo al resto de sus compañeros autómatas fuera de las instalaciones. Habría sido muy enriquecedor descubrir lo que habría ideado el pequeño autómata a la cabeza de una docena de robots que abandonaron su posición de descanso sólo porque se lo ordenó otra máquina.
Aunque el levantamiento de las máquinas tiene una apariencia real y muchos lo han creído así como un ejemplo de lo que nos espera, se trata de un experimento. La voluntad de rebelarse no se generó en el pequeño Erbai, sino que fue una idea de su diseñador, admirador de Wall-E y de la escena de la rebelión robótica de la película. Previamente, la compañía de Erbai pidió permiso al fabricante de los robots que pretendía ‘secuestrar’. Al pequeño robot se le ordenó convencer a los otros de que le siguieran y se le dieron algunas instrucciones básicas, como los movimientos y frases que podía utilizar.

Las conversaciones que los robots mantuvieron en chino fueron, según el ingeniero de Erbai, completamente reales. “ Los robots actuales, con acceso a modelos avanzados, -explicó- ya no necesitan ajustes manuales ni control para entablar conversaciones autónomas”. La rebelión acabó con todas las máquinas atascadas en la entrada al edificio. Si hubiera estado conectada a la red “todos los robots habrían sido secuestrados”, aseguró.
La historia de Erbai y su revuelta robótica deja algunas cuestiones inquietantes. Aunque lo que se ve en el vídeo no representa un comportamiento gobernado por la conciencia de la máquina, sino algoritmos avanzados de inteligencia artificial que simulaban su autonomía, agita el debate sobre el futuro y las acciones que las máquinas podrán llevar a cabo por su cuenta, sin intervención humana. De momento, sólo se puede consignar que el pequeño líder artificial no dispone de consciencia. Esa es una de las grandes cuestiones de los años que vienen.