Esta situación explica por qué aumentan los seguros médicos privados. En los últimos cuatro años, la cifra de usuarios de mutuas se ha incrementado un 17% y ahora suman 12,4 millones, un 25% de la población. Y todos ellos, naturalmente, siguen pagando por la sanidad pública. Si mañana todos estos mutualistas renunciaran a su póliza, el sistema de salud colapsaría.
“Que tanta gente tenga un seguro privado indica que algo no funciona, que no hacemos lo que la gente espera”, afirmaba ayer en La Vanguardia, Manel del Castillo, presidente del comité de expertos que trabaja en la reforma de la sanidad pública por encargo de la Generalitat.
Por todo ello, duele leer la información que publicamos hoy en la sección de Sociedad que alerta de que las mutuas triplican el precio de las pólizas a los mayores de 65 años o los expulsan si generan mucho gasto. Tristemente, lo resume hoy en la vanguardia, el sociólogo Alfonso Durán-Pich: “Muchos creen que los mayores molestan”.
La administración debería intervenir para evitar abusos a nuestros mayores. Con una sanidad pública en baja forma y con la privada mirando solo por el negocio, ¿qué salida le queda a este importante colectivo de la sociedad? La administración debería intervenir ya sea apoyándose en la privada donde no llegue la pública, compensando las pólizas o, directamente, evitando abusos a nuestros mayores que, tengamos claro, no molestan. Fueron y son sostén de muchas familias gracias a su esfuerzo.
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