EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE INVIERNO


No he estado nunca en Bucarest, la capital de Rumanía, ni recuerdo haber visto algún reportaje en televisión sobre la ciudad, que, de hecho, hasta la fecha no había despertado mi interés. El motivo de mi interés, es preocupante, o más bien inquietante esta noche sobre las tres de la madrugada he soñado con las tres fotos que veis, la de cabecera y las posteriores. Se lo he comentado a Rosario cuando he ido a buscar el periódico a primera hora, que me ha dicho: mira en internet fotos de Bucarest a ver si salen las que has visto en sueños ...


Y se me escapa, en teoría uno no puede soñar sobre lo que no ha visto o no conoce, por ejemplo, si no has disparado nunca una ametralladora, no puedes soñar que lo haces, y en esto estaría de acuerdo, pero esta noche he soñado con este paso elevado de Basarab, con este puente y el tranvía, pero con el suelo mucho más empapado y con este otro puente, y el recuerdo es nítido.


Esta sería la primera parte del sueño, a las tres, me he levantado y he aprovechado para ir a hacer aguas menores, no suelo levantarme en toda la noche, pero si me despierto voy al servicio.

Y ahora viene la segunda parte del sueño, que desmonta la teoría de los entendidos que dicen que solo soñamos momentos antes de despertarnos.

En Bucarest, conocía a unos informáticos que eran unos crakcs, pero que malvivían haciendo plantillas para blogs y app's de poca monta. Uno de ellos, tenía una idea que a mí me interesaba, y me los llevaba en Sabadell a una vieja nave junto al río, donde montábamos una empresa IMISNO (imposible is nothing), de momento no cobraban, los mantenía, vestía y alimentaba hasta que desarrollaran el producto.
Este era un sistema que permitía insertar vídeos y animación publicitaria en los diarios de papel (me parece ya existe algo de eso) de forma que se podía hacer a nivel industrial, o sea en la tirada diaria de ejemplares. El primer diario que nos compraba el producto era el Periódico y el trato era que nos cedía a nosotros el 20% de los ingresos publicitarios que obtuviera por este sistema.
Como la cosa funcionaba muy bien, todos los periódicos querían el sistema que obviamente habíamos patentado antes, sólo que ahora el trato era ya de un 30% y claro, el dinero entraba a espuertas y los seis informáticos rumanos ya podían cobrar un buen sueldo, de hecho, la empresa era suya puesto yo se la cedía.
Mientras, en la nave del lado de donde estábamos malvivían siete u ocho mendigos a quienes les hacíamos acondicionar unas estancias dignas, a cambio de que fueran bien vestidos y peinados como un representante de Podemos y cuidasen del huerto aprovechando los terrenos que habían al lado del edificio.
También y aprovechando que al ser junto al río nos teníamos que desplazar a Sabadell para comer, poníamos en marcha un restaurante que servía para alimentarnos a nosotros y a los mendigos y a gente que iba pasando por allí con la bicicleta y se detenía a desayunar, pués estaba en el lado del camino. El restaurante se llamaba 'la enrrenou' y era independiente, o sea facturaba las comidas que servía a la empresa.
¡Ah! para ir a en la nave, en el tejado de mi casa tenía un drone diseñado por el rumano, en el que me trasladaba.

Y aquí ya me he despertado y no sé cómo ha acabado el negocio ...

Como veréis. es más que el sueño de una noche de invierno, en colores por supuesto, aunque la primera parte, la de Bucarest me ha dejado preocupado, a ver si mientras duermo hago viajes astrales y no me entero.

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