La salud es un bien, cierto; pero a los que la poseen les ha sido
negada la suerte de saberlo, pues una salud consciente de sí misma es
una salud en peligro. Y como nadie goza con su carencia de enfermedades,
se puede decir sin exageración que los sanos tienen un justo
castigo. Algunos tienen desgracias; otros, obsesiones. ¿Quiénes son más
dignos de lástima?
E.M. CIORAN
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