Gustave Flaubert era odiado por sus editores. El creador de Madame Bovary era un enfermo del perfeccionismo. En busca de la palabra perfecta, dicen que se obcecaba en cambiar un adjetivo, un sustantivo o una conjugación, incluso cuando su libro ya estaba en imprenta. La culminación de sus novelas era interminable y nunca acababa de estar satisfecho del todo.
No es un caso único, hay muchos escritores obsesionados en revisar y reescribir sus textos, y lo mismo sucede con la pintura, o al menos me pasaba a mí, que cada vez que miraba un cuadro que en principio estaba ya terminado, encontraba alguna cosa u otra que rectificar, aunque fuera una minucia.
Entiendo que escribir como pintar, no se puede hacer con prisas; necesita su tiempo. En el caso de una novela, al menos a mí, me gusta escribirla inicialmente de una atacada, lo que se puede hacer en un relativamente corto lapso de tiempo si ya la tienes toda pensada en la cabeza. Pero lo que más me gusta, una vez terminada en su primera fase, es volver a empezar y reescribirla, añadiendo más que recortando (me cuesta mucho eliminar algún párrafo) hasta llegar a un punto en que podríamos considerar que la novela ya está terminada, pero, como en el caso de los cuadros, si la relees, siempre encuentras algo que modificar.
En la posguerra y más adelante, una serie de escritores mejores de lo escribían para sobrevivir, entre ellos Marcial Lafuente Estefanía o Fidel Prado, publica ban cada semana una novelita del oeste de no demasiadas páginas y a tanto tanto la entrega. Aquí había mucho oficio y nula calidad literaria, pero se vendían, y servidor habia ilustrado varias haciendo de negro para otros.
Digo todo esto, porque para mí, escribir o pintar es un placer que debe disfrutarse sin prisas, y me ha sorprendido la noticia que he leído en la información. Según explican, una plataforma web permite a los escritores trazar un calendario intensivo de un mes para culminar su novela. La idea es escribir 1667 palabras cada día hasta alcanzar unas 167 páginas en un plazo de 30 días. La disciplina de escritura, sin embargo, no proporciona garantía ni de calidad ni de éxito literario, más bien se trata de una experiencia frenética.
"Cada mes de noviembre, decenas de miles de personas intentan escribir su novela de 50.000 palabras desde cero", explicaba el ingeniero de Google Matt Cutts durante unas conferencias TED. Después, enseñaba una web donde culminó en este plazo récord esta novela tan anhelada.
Hablaba Cutts de la página web National Novel Writing Month (nanowrimo.org), una plataforma que permite llevar una cierta disciplina diaria como escritor.
El año pasado, participaron en esta experiencia colectiva unos 256.618 futuros novelistas. Apenas 36.843 consiguieron el 30 de noviembre presumir que habían escrito, por fin, su primera novela. Sin embargo, este colectivo de frenéticos escritores consiguió escribir conjuntamente más de 3.000 millones de palabras en total. Nanowrimo.org también es una plataforma social. Los autores escriben solos, pero están interconectados con foros donde comparten su estresante experiencia, reciben recomendaciones o crean tertulias virtuales.
Si alguien está interesado en probarlo, ya lo sabe, ahora, conmigo que no cuenten, que 'piano piano si arriva lontano' y 1.667 palabras diarias me parece una barbaridad.
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