EL COMIENZO DE UNA NUEVA CAZA DE BRUJAS


Ningún gobernante autócrata soporta la crítica periodística, y el nuevo presidente de Estados Unidos y su aliado Elon Musk son un ejemplo de ese odio visceral a los medios informativos independientes. Mucho más cuando los propietarios de redes sociales toleran y favorecen la difusión masiva de noticias falsas “inundando los medios de mierda”, como dijo Steve Bannon, el antiguo gurú de Trump.

Desinformación y manipulación constantes que desestabilizan a críticos y opositores de una clase política que ha descubierto la eficacia de hacer la guerra a través y en contra de los medios periodísticos.  Las tres primeras semanas del segundo mandato de Trump en la Casa Blanca anuncian una feroz caza de brujas que vaticina un incierto futuro dentro y fuera de Estados Unidos. Veamos algunos ejemplos alarmantes de esta política de intoxicación por tierra, mar y aire propiciada y potenciada por un presidente secuestrado y seducido por el poder, recursos tecnológicos y fortunas multimillonarias de los oligarcas propietarios de X, Meta, Google, Apple, Amazon, OpenAI, TikTok o Uber.

Ha sucumbido a desterrar las políticas de diversidad en favor de las minorías y a renunciar a supervisar la veracidad de los mensajes difundidos por muchas de estas plataformas y redes sociales. Y hasta los mapas de Google han cambiado la denominación del antiguo golfo de México, ahora golfo de América. Todo para complacer los caprichos del nuevo presidente. Al mismo tiempo, los medios tradicionales ahora empiezan a sufrir las consecuencias de oponerse críticamente al nuevo presidente.

En la sala de prensa del Pentágono, el antiguo comentarista de Fox News, ahora secretario de Defensa de Estados Unidos, en medio de acusaciones de consumo excesivo de alcohol y comportamiento agresivo hacia las mujeres, ha expulsado a cuatro grandes medios independientes ( The New York Times , NBC , Politico y National Public Radio ) cuyos despachos han sido ocupados por medios populistas ( Breitbart News , America News Network , The New York Post y HuffPost ). La purga ha llegado a los más de 6.000 periodistas de unas 700 redacciones de todo el mundo que trabajaban para medios independientes en países donde la libertad de prensa está bajo mínimos. Los 268 millones de dólares que con este fin administraba Usaid (Agencia de Desarrollo Internacional) han sido suprimidos con la excusa de que beneficiaban a periodistas “rojos y de izquierdas”.

En paralelo, los abogados de Trump han interpuesto demandas billonarias frente a medios como la CBS, acusada de favorecer a Kamala Harris durante una entrevista en 60 minutes , probablemente el programa más famoso y respetado de la televisión norteamericana. La primera reacción de sus directivos fue negociar un acuerdo extrajudicial, no porque reconocieran la supuesta emisión manipulada de la entrevista, sino porque otras empresas de la CBS están envueltas en este momento en un proceso de fusión que debe autorizar una agencia del Gobierno que ahora dirige un trumpista.

Mientras tanto, los propietarios tanto de The Washington Post como de Los Angeles Times , que se negaron a publicar editoriales en apoyo de la candidata demócrata, tienen a sus redacciones desmoralizadas y con nombramientos de directivos que son contestadas por sus periodistas, aunque lo peor son los cientos de jubilaciones forzosas y renuncias voluntarias de muchos de sus mejores periodistas. 

Así se explica el éxito fulgurante de nuevos medios como The Contrarian , publicación periodística fundada hace unas semanas por Jennifer Rubin, que durante 14 años fue columnista del Washington Post y que tiene ya casi medio millón de suscriptores en la plataforma Substack. 

Este boletín digital, publicado bajo el significativo eslogan de Not owned by anybody, es mucho más que una cuenta tradicional donde un periodista comenta la actualidad. The Contrarian tiene ya detrás a una pequeña y valiosa redacción con dos docenas de expertos que operan como un David frente a los Goliats del momento. La suscripción mensual cuesta 7 dólares e incluye columnas, podcasts y vídeos.

Rubin tiene 62 años y dimitió el 13 de enero del Washington Post. Más conservadora que liberal (se declara una “centrista radical”), se ha convertido en menos de un mes en una de las periodistas más leídas del país, aunque su profesión fue durante muchos años ser abogada especializada en asuntos laborales. El editor de The Contrarian es Norman Eisen, antiguo comentarista de asuntos jurídicos de la CNN.

En el frente más tradicional, The New York Times (cuyo editor no fue invitado a la toma de posesión de Trump, como tampoco Rupert Murdoch) mantiene sus posiciones de dominio. Podría ser el último mohicano de esta película de terror, porque el viento sopla a su favor. El Times , ya con más de 11 millones de suscriptores de pago y 600.000 ejemplares impresos distribuidos a domicilio, ha presentado resultados trimestrales, pero sus acciones se han desplomado. Los inversores temen que Trump vaya a por ellos.

Es un temor que el Times comparte, entre otros, con The Wall Street Journal , Bloomberg News, Associated Press, CNN, The New Yorker o The Atlantic . Medios que resisten el vendaval republicano gracias al apoyo de millones de lectores/suscriptores y espectadores, y cuya última víctima ha sido Chuck Todd, presentador durante 18 años de NBC News y la cara visible de Meet the press , uno de los informativos dominicales más vistos del país. Todd dimite y anuncia la fundación del Chuck Podcast.

Un drama inquietante que solo acaba de empezar y que a todos nos debería ocupar y preocupar. El comienzo de una nueva ‘caza de brujas’ - Juan Antonio Giner en la vanguardia.

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