No he querido ver el vídeo de la agresión de la adolescente de 13 años a otra chica que se produjo hace unos días en Sabadell, es una manera de negarme a admitir la evidencia de los hechos - lo sé - porque la razón no me deja entender que sucesos como éste puedan pasar. La violencia es innata en los humanos, disfrazada o tamizada por una superflua capa de lo que llamamos civilización. No es nuevo tampoco que entre adolescentes haya peleas, no quizás con la violencia que explican del caso del que estoy hablando. Pero, lo que más me preocupa, más que la paliza en sí, es la reacción del adolescente que filmó la agresión con su móvil y la colgó luego en Youtube, en vez de intentar evitar la paliza, él y los que la contemplaban y que sin intervenir son tan culpables de la agresión como la misma agresora.
No sé cómo se educa en casa y en la escuela a los niños, pero diría que no es en la línea de valores y de ética adecuada. Y lo que también es preocupante es que no se trata de un caso aislado, seguro que se dan más a menudo aunque que simplemente no tienen el eco que ha tenido este.
Hace años en una reunión del AMPA en la escuela Joanot Alisanda donde iban mis dos hijas mayores, cuando aún se llamaba APA, se me ocurrió preguntar si habían contemplado la posibilidad de recuperar la asignatura de urbanidad que a nosotros de pequeños nos enseñaban, y literalmente se rieron de mí. Quizás no iba desencaminado, de la misma manera que comenté que no me gustaba el tuteo y la familiaridad entre maestros y alumnos, pues a la larga - como se ha visto - nos llevaría a una pérdida de respeto de cara al Sr . maestro, y digo señor maestro por no decir, señor o señora maestros, que una cosa es la ética y lo otro cogérsela con papel de fumar, pues hay definiciones que al ser genéricas suficientemente se entienden.