La Covid-19 ha acelerado el curso de la historia. Ha dejado también en evidencia en mayor o menor medida a los gobiernos europeos. La Covid-19 subrayó la enorme fragilidad de nuestras sociedades. Ha puesto en evidencia que, si bien el riesgo forma parte de la vivencia humana, hemos convertido en normales formas de vida más próximas a la ruleta rusa que el cálculo de probabilidades. Hablar de nueva normalidad es pura retórica paternalista. Se acrecan en todo el mundo unos cambios brutales, y el coronavirus sólo es el prólogo.
La Covid-19 ha conseguido también que se hable sólo de ella y se dejen de lado el resto de noticias que se siguen produciendo, y algunas son francamente muy preocupantes, porque lo que ha conseguido la Covid-19 es acabar con 'el relato' de los partidos políticos, sobrepasados sus spin doctores por la situación. Y entre estas noticias que los medios han pasado de puntillas, hay una muy preocupante:
"El Tribunal Constitucional de Alemania ha dictado en la mañana de este martes que el programa de compra de bonos del Banco Central Europeo (BCE) es "parcialmente inconstitucional", y ha dado tres meses a la institución presidida por la francesa Christine Lagarde para aclarar que los objetivos del programa (PSPP) "no son desproporcionados". Si no lo hace, el Bundesbank podría no participar "en la implementación y ejecución" de las decisiones del BCE en cuestión. El Consejo de Gobierno del eurobanco celebrará este martes una reunión de urgencia."
Bruselas: tenemos un problema!
Pues sí. Un problema para todos. Europa se puede ir a tomar por saco. Y nosotros dentro.
ResponderEliminarUn saludo.