💬La Juventus se impuso al Dinamoper por tres goles, pero el verdadero gol lo marcó Stéphanie Frappart, la primera mujer que arbitra un partido en la Champions League masculina. Duelo en duelo, competición a competición, la presencia de las mujeres en el arbitraje se va normalizando. No es un logro fútil. En un partido jugado por hombres, su figura se convierte en un símbolo del liderazgo femenino. Un mensaje claro a la sociedad, también para los niños y las niñas. Un regate al machismo.
Ellas son cada vez más en el mundo del fútbol y, esquivando todo tipo de discriminaciones, van haciéndose un lugar y rompiendo estereotipos. Su avance trasciende el personal para convertirse en un logro colectivo. Pero aún faltan muchos partidos, muchísimos, porque además se les conceda el derecho a opinar y obrar según su conciencia.
«Te enviaré tres negros para que te violen». Una avalancha de amenazas ha recibido la jugadora que se sentó en el suelo de espalda durante el minuto de silencio por la muerte de Maradona. Se ha ser muy valiente para entrar en el templo y revelar que este dios -este que perdió la humanidad en algún regate, no es el suyo. Lo explica Emma Riverola en su escrito de el periódico.
Esta historia me ha hecho pensar en que consideramos extraordinarias situaciones que no lo son, que deberían ser normales hace tiempo. Que una mujer sea árbitro de fútbol de primer nivel, hace ya años que debería haber sucedido, no hay ningún tipo de impedimento en principio, pero el hecho no se ha dado hasta el 2020 y se considera como si fuera alguna algo excepcional.
No es ni mucho menos un caso único, Roberta Gibb en 1964 fue con su padre a Boston a ver la maratón, y se entusiasmó tanto que en 1966 envió una carta a la organización de la carrera solicitando una inscripción oficial. La respuesta fue decepcionante "Las mujeres son fisiológicamente incapaces de correr una maratón y no se les permite entrar en una carrera de hombres". Esto sucedía en 1966, aunque parezca mentira.
Como todo estaba en su contra, Roberta cogió un autobús a Boston y una hora antes del maratón con más de 500 corredores, comenzó a rondar el área; cuando todos empezaron a correr, se unió a la pila. Los otros corredores la apoyaron, y le dijeron que no dejarían que las autoridades de la organización la sacaran; a medida que avanzaba en kilómetros se pasó la voz de su hazaña, y era esperada por mujeres que la vitoreaban en el camino.
Corrió sin problemas la mayor parte de la carrera, pero usaba zapatos de hombre -no existían especializados para mujeres- que le hirieron los pies, además de que no había entrenado en pavimento antes. Quedaban pocos kilómetros y sus pies sangraban. "Pero si no llegaba al fin iba a hacer que retrocedieran las mujeres corredoras en 20 o 30 años. Tenía que terminar, y terminar bien", recordó ella. Bobbi Gibb llegó a la meta con un tiempo de 3 horas, 21 minutos y 40 segundos, excelente marca, por delante de dos tercios del resto de los corredores.
Aunque tuvieron que pasar seis años hasta que se legalizó la participación femenina en el maratón y hasta 1984 esta prueba femenina no fue reconocida como disciplina olímpica. Visto lo visto, quizás si que el hecho de que una mujer arbitre un partido de la Champions League, sea un hecho extraordinario.
A los machirulos acérrimos les están bien empleadas estas lecciones. Me imagino que, con el tiempo, todo esto se irá superando. Hoy casi nadie se extraña de ver a mujeres en uniforme o dirigiendo equipos. Hace poco era impensable.
ResponderEliminarUn saludo.
Esta película también va de eso:
ResponderEliminarhttps://es.wikipedia.org/wiki/Battle_of_the_Sexes_(pel%C3%ADcula)