Una de las particularidades de esta campaña electoral es que los políticos dan los mítines habituales pero con una audiencia escasísima de público. En Barcelona el hecho es tan notorio que la mayoría de candidatos se han acostumbrado a reproducir una especie de ruedas de prensa en la que el tono y el volumen son los típicos de dirigirse a las multitudes, aunque a los alcaldables sólo les estén escuchando cuatro periodistas. A todo ello hay que sumarle la presencia casi nula de carteles electorales en las calles. Resumiendo: ni los políticos quieren ver a la gente ni los conciudadanos tienen ganas de mirárselos.
Y ya que los políticos hacen campañas sin votantes, quizá sea llegada la hora de devolverles la jugada con la abstención. Entiendo que sea difícil digerir que puede hacerse política sin los caminos tradicionales de su expresión y también que vivas con el dolor de quedarte en casa cuando te has roto la cara, literalmente, por la existencia de las papeletas. Pero si te importa el sistema democrático, no puedes seguir apoyando a una gente que, de forma bastante visible, prefiere no mirarte a los ojos y seguir hablando solo. y no vale decir aquello de que si no votas, después no puedes quejarte. Si se puede.
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