Hoy, 8 de marzo es el día internacional de la mujer, que antes llamaban día de la mujer trabajadora, y han tenido la delicadeza de sacar lo de trabajadora, no porque no trabajen, sino porque redundaba mucho. Quiere decir pues que "hoy" diarios, radios y televisión, hablarán mucho del tema y todos se pondrán el lazo del color que corresponda, aunque parece que últimamente se ha perdido un poco lo de los lazos. Incluso es posible que en alguna tertulia radiofónica haya paridad de contertulios, y saldrán Pilar Rahola, o alguna otra mujer más de las dichas feministas a las que dejarán charlar por un día sobre los problemas de las mujeres.
Cuidado, sólo el día que corresponda, porque al día siguiente ya será el día de otra cosa y este tema quedará aparcado hasta el próximo año, salvo el día que tengamos la enésima víctima de violencia de la que se hablará si no ha pasado alguna otra cosa más gorda.
Por eso hoy quiero hablar de una cuestión recurrente que sale de vez en cuando, de una noticia que tiene que ver, pero que suele ser de aquellas que pasan desapercibidas: Según datos facilitados por la Agencia Tributaria, las mujeres ganan un 23% menos que los hombres ocupando un cargo de la misma responsabilidad en España, mientras que en Europa en su conjunto la diferencia es de un 17%.
Esta es de ese tipo de noticia que sale regularmente y que como a esta  columna, nadie hace mucho caso. Es cierto que en un mismo trabajo y con igual responsabilidad y preparación, un hombre gana más que una mujer, siempre ha sido así, lo cual no quiere decir que sea justo. Es cierto también que lentamente, quizás demasiado lentamente estas diferencias se van reduciendo, no tanto como pueda parecer si tenemos en cuenta que la mujer trabajadora en su casa hace otra actividad no remunerada, para más inri, (sus labores) en la que los hombres más avanzados hacemos lo que eufemísticamente llamamos ayudar, que quiere decir que son ellas quienes nos tienen que decir que, cuando y como debemos hacerlo, porque si se fían de la iniciativa propia, van apañadas. Sabéis de que os hablo, ¿verdad?. Todavía no entiendo cómo tienen tanta cuerda y no se plantan exigiendo se acabe de una puñetera vez con esta discriminación que llevan sufriendo desde que el mundo se mundo. Porque si tienen que trabajar, tener hijos, criarlos, hacer el trabajo de la casa y aguantar el roncador de turno, o están muy enamoradas o que se lo hagan mirar, y eso del amor ya sabemos que dura menos que la inocencia.
Y aquí y en cierto modo se pueden considerar unas "privilegiadas" a la vista de cómo son tratadas en otros lugares. Quizá por eso cada vez hay mas mujeres que huyen del matrimonio o relación estable de pareja y van a su aire, y pienso que hacen muy bien, cada vez habrá más al paso que vamos y nosotros, bueno, los que nos vienen detrás si no se ponen las pilas, serán los que se quedarán para vestir santos, o santas en este caso.