Parecía que con la desaparición del dictador en 1975 y en consecuencia la recuperación de la democracia, se recuperaba también un derecho fundamental para la clase obrera, el derecho de huelga. Y así fue. Ahora bien, treinta y siete años después parece como si este derecho, ya sea por un mal uso de los sindicatos o posiblemente, o porque nuestra sociedad ha evolucionado hacia un cierto bienestar, hemos llegado a un punto en que las huelgas no se contemplan ya como un derecho de los obreros, al menos como una molestia a los ciudadanos que se ven perjudicados por ellas, porque altera su movilidad sea entre o el fin de semana.
Quizá porque ya no hay clase obrera y los sindicatos saben que para que se les haga caso en sus reivindicaciones, han de tocar las narices a estos antiguos obreros que es a los que mas que defender perjudican, que se molestan si les cortan una calle, una carretera o les colapsan el aeropuerto. Sindicatos por cierto que no dejan de ser una parodia de sí mismos, y se dedican a tragarse sapos dado se les debe recordar a menudo donde tienen que ir a parar la mano papa cobrar a final de mes.
Todo es pues sólo teatro, pero que siempre acaba perjudicando a los ciudadanos que es a los que se molesta con estas huelgas de opereta, sean los de la avellana que encima nos cuestan lo que nos cuestan por nada, o la fábrica de turno, y no hablamos de funcionarios que estos tienen patente de corso pués saben no los pueden echar en la calle.
Parecía también que con la democracia tendríamos unos Sindicatos libres y potentes que defenderían los derechos de los trabajadores, y nos han resultado un conjunto de burócratas, que se han acomódate en el sillón sin mover un dedo en todos estos años. ¿Qué coste más inútil y oneroso para el erario eso los Sindicatos, con un lenguaje del siglo XIX y una actitud de comadreja.

Y ahora sin saber del todo porque, recién aprobada la reforma laboral que ha refrendado por el Parlamento Español con los votos de Convergencia y Unió, los señores sindicalistas, lo que quizás tenían que haber hecho hace dos o más años, deciden que toca ahora y hoy han decidido convocar una huelga general "para el 29 de marzo," que al paso que vamos todavía habrá más parados y peor rollo, o incluso es posible que tengamos el País intervenido, si de hecho ya no lo está. 
No es ahora tiempo para huelgas en este país, sino de trabajar los que puedan, para desenvolverse como puedan, porque aquí el Gobierno no moverá ni un dedo en la dirección correcta para solucionar el problema de fondo de la economía. Porque no saben cómo hacerlo, y se limitan a acatar las órdenes diría que no en el sentido correcto que les mandan desde Bruselas o Berlín. Porque tomar las medidas correctas representaría nacionalizar y por lo tanto controlar la Banca, y un coste electoral demasiado grande, y Rajoy aún confía en que día pasa año ermpuja. mientras vamos camino de los seis millones de parados sin que se vislumbre la recuperación económica, que difícilmente se producirá con las medidas que se están tomando.

Si hay que hacer una huelga general, no debe ser porque lo digan los sindicatos, que ya sabemos quién les paga y qué intereses les mueven, debe salir de la propia ciudadanía, que, suficientes motivos tiene y más que tendrá para manifestar su enojo.