Erase un tiempo no tan lejano en que en los pueblos la información más rápida para recibir una noticia foránea era el caballo, luego llegó el telégrafo, la radio, el teléfono, la Televisión, el móvil e internet. Habia también las campanas como una manera primitiva de dar informacion. Podían tocar a muerto, a maitines, a algazara, o avisar de la llegada del enemigo o de cualquier evento importante. Habia también la figura del alguacil (yo todavía lo había visto) que tocaba su trompetilla y se plantaba en medio de la plaza mayor de la villa para informar de noticias a los ciudadanos.
Desde comienzos del siglo XX, el medio de información de los ciudadanos eran aparte de la radio, los periódicos, era cuando había periodistas, cronistas de la ciudad que informaban desde su opinión a los ciudadanos. Los periódicos tuvieron una hegemonía durante muchos años, sobrevivieron sobradamente a la Televisión o la radio, pero Internet y los móviles les han condenado a muerte sin posibilidad de redención y con ellos a los periodistas, que pocos, pero todavía quedan.
Cualquier persona puede informar de primera mano lo que está sucediendo en cualquier lugar del mundo antes de que lleguen los periodistas, las imágenes las puede colgar cualquiera con la inmediatez que dan las nuevas tecnologías. No hay rigor de ningún tipo, ni objetividad, pero existe la inmediatez, y de hecho rigor y objetividad los periodistas hace tiempo los han perdido de vista. Ya no doblan las campanas desde el campanario de los periodistas para informar y, ni siquiera pueden ejercer de alguaciles. Deberían reciclarse, dar la vuelta a toda la información, de encontrar una nueva manera de explicarla, pero diría que la mayoría aún no lo han entendido y no están por la labor. Ha cerrado Público, cerrarán más diarios de papel y los digitales, con un formato erróneo (de hecho son una copia calcada que se actualiza de la edición de papel) no terminan de arrancar por el mismo motivo. El formato debería ser mucho más dinámico y menos encorsetado. No puede ser que publique en absurdidades y no sólo absurdidades, moticias con dos, tres o meses, antes que muchos digitales, aquí falta dinamismo y entender cómo debe ser un medio moderno, ágil y competitivo, y tengo la solución, más no se lo pienso decir. Que se busquen la vida. Pero que se den prisa o, como a los solterones se les pasará el arroz.